¡Qué manera de celebrar el bicentenario de nuestra independencia! El discurso de Pedro Castillo del 28 de julio y la juramentación de su primer gabinete no dejan dudas de que el tiempo de ajuste de cuentas ha llegado. Hasta los mas recalcitrantes negacionistas de la línea que adoptaría Pedro Castillo han salido a reconocer que se han equivocado.
Los integrantes del nuevo gabinete se han sacado la máscara de demócratas para revelar su verdadera faceta totalitarista. Los ingenuos que pensaron que podían imponer a Pedro Castillo una hoja de ruta ahora se deshacen en un mar de contradicciones. Algunos hidalgamente han renunciado a sus agrupaciones políticas. Otros han preferido renunciar a sus convicciones democráticas y unirse al ideario programático de Perú Libre hábilmente digitado por Vladimir Cerrón, en la ilusa convicción de que podrán, desde el gabinete, contrarrestar esta tendencia.
¿Qué nos espera en lo que resta del año? A menos que opte por una temprana vacancia del presidente y la vicepresidente, justificada por su incapacidad moral evidenciada al haber engañado masivamente a los votantes, el Congreso entrará en una sucesión de enfrentamientos con el gobierno, empezando con el otorgamiento de la confianza al nuevo gabinete, con el riesgo omnipresente de gastar sus dos “balas de plata” y motivar el cierre del Congreso. Mientras tanto, el aumento de precio del dólar y la fuga de capitales continuarán, producto de la incertidumbre generada por la línea ideológica del nuevo gabinete.
La controvertida designación de Pedro Francke como ministro de economía no va a lograr calmar las inquietudes de los agentes económicos. La designación del nuevo directorio del BCRP y del superintendente de Banca, Seguros y AFPs contribuirán a incrementar el nerviosismo de los agentes económicos y a nuevos aumentos del precio del dólar.
En este contexto, la inflación se acelerará generando mayores pérdidas del poder adquisitivo de los consumidores ya mermadas por la antitécnica cuarentena decretada por el inepto gobierno de Vizcarra. La falta de inversión privada se hará sentir, reduciendo la generación de nuevos puestos de trabajo formales. La informalidad continuará en aumento. El déficit fiscal se mantendrá elevado, como consecuencia de los mayores gastos a incurrir en bonos universales, programas de transferencias monetarias y la entrega de transferencias a los gobiernos regionales y municipios para la creación de empleo temporal improductivo. El relativo bajo nivel de la deuda pública permitirá concertar nuevo endeudamiento, aunque tendrá que ser en moneda extranjera y con tasas de interés cada vez mayores como consecuencia del deterioro del grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo.
¿Cuál es el problema con el programa económico anunciado este 28 de julio? El principal problema es que está orientado, casi exclusivamente, a la distribución de recursos públicos a la población. Se prioriza la redistribución a la generación de riqueza. En un contexto de inflación creciente, esta política es como echar gasolina al fuego. Si a ello le sumamos la anunciada implantación de franjas de precios para productos esenciales, que no son más que un control de precios camuflado, entonces tendremos un escenario de inflación creciente y desabastecimiento.
La única salida para este entrampamiento es el aumento de la inversión privada que genera riqueza y nuevos puestos de trabajo formales. Lamentablemente el mensaje del 28 de julio lejos de promoverla la limita o la ignora. Se cree, equivocadamente, que aumentando la presencia del estado en la actividad económica (léase Petroperú y Banco de la Nación) se solucionarán los problemas económicos.
Lo mas lamentable es que estamos desaprovechando una oportunidad única que el ciclo alcista de los precios internacionales de los minerales nos ofrece. El anuncio de la revisión de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y el alineamiento con los gobiernos socialistas de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina y Nicaragua nos augura el estancamiento en nuestras exportaciones.
Nuestra constitución asigna al BCRP el mandato legal de la estabilidad de precios y de la moneda. La designación del nuevo presidente del BCRP será la próxima fuente de incertidumbre. En esta función, la credibilidad del ente emisor es fundamental y es uno de los pilares de la economía social de mercado. Sin embargo, el ideario de Perú Libre no contempla esta posibilidad y la designación del nueve gabinete parece confirmarlo. La posibilidad de que una Asamblea Constituyente cambie los principios básicos de la economía social de mercado es la principal fuente de incertidumbre de los agentes económicos. No habrá gabinete o equipo técnico que logre calmar los mercados, si se mantiene la intención de instaurar una Asamblea Constituyente. Estamos avisados.