En positivo, el hecho que Perú Libre no haya conseguido una sola victoria es un clarísimo jalón de orejas a una gestión gubernamental pésima, en la que no existe tópico en el que las cosas se hayan sostenido por el lado de la eficacia y la eficiencia desde julio de 2021. Probablemente estamos presenciando el fin de un partido al que el azar le dio el poder general.
En negativo, los descontentos sociales que parecían habían encontrado eco en el partido del lapiz, siguen presentes y hoy se han atomizado dándole sus favores a micro movimientos distritales con una visión de futuro que no soporta más de cuatro años. En ese panorama, la figura de radicales con poder gregario como Antauro Humala, puede resultar muy peligrosa.