Los ministros de Finanzas de la Unión Europea tienen que resolver cómo cerrar bancos quebrados sin sembrar el pánico o agobiar a los contribuyentes. Una de las formas que más se menciona es forjar normas para que los grandes ahorradores asuman pérdidas cuando un banco quiebra.
La Unión Europea destinó el equivalente a un tercio de su PBI a salvar a sus bancos entre 2008 y 2011, principalmente con dinero del contribuyente, pero ha tenido dificultades para contener la crisis.
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