¿Existe voluntad politica por ordenar la pesquería?

No se evidencia en los portales web del sector Producción estadística actualizada sobre desembarques ni se conocen estudios del volumen de las biomasas de todas las pesquerías, salvo de la anchoveta. El anuario 2013 no se publica aún. Sin conocer el volumen de las diferentes biomasas, ¿cómo se establecen los límites máximos de extracción? Sin conocer la capacidad de carga del ecosistema no hay manera de diseñar una regulación seria. Pero…¿existe voluntad política para administrar y regular la pesquería peruana?Si existiese, tanto Palacio de Gobierno o el nivel competente del Ejecutivo, hubiesen notado que el sector Pesca no está cumpliendo con lo ofrecido en el Plan de Gobierno ofertado durante la campaña electoral, lo que podría ser comprensible en la política peruana, aunque éticamente inaceptable; pero tampoco se está cumpliendo con el Plan Estratégico Sectorial Multianual diseñado por el ex Ministro Burneo, que está en línea con el Plan de Gobierno y que no ha sido modificado por sus sucesores, por lo que tiene plena vigencia. Si Palacio de Gobierno estuviese interesado en la pesquería, no hubiese permitido que los sucesores de Kurt Burneo, se alejen de su línea política e ignoren el Plan Estratégico vigente. Si existiese una política de Estado de largo plazo, no tendrían espacio los lobistas, que han reaparecido con la nueva administración, para manipular al Estado de diversas formas, a fin de conseguir privilegios que buscan lucro bajo el paraguas del crecimiento del PBI, sin consideración alguna por el ecosistema y el ambiente. Las poblaciones de peces son recursos renovables; pero solamente si se tiene cuidado de permitirles renovarse. Por ello se impone una política que genere una ordenación, lo que significa que las cantidades capturadas deben mantenerse dentro de los límites ecosistémicos definidos científicamente. Las pesquerías tienen que regularse para que sean sostenibles. Para ello es necesario disponer de la capacidad técnica y legal para controlar el acceso al mismo, contando con los medios para efectuar ese control. Tenemos la grave responsabilidad y el deber de actuar con precaución, colocando en primer lugar, las necesidades alimentarias de nuestra propia población. La situación socioeconómica, política y pesquera impone la necesidad de una visión nueva y diferente del contexto general en el que se sitúa actualmente la pesquería. Pensar en utilizar únicamente mecanismos de mercado para dar soluciones “eficientes” a la cuestión del acceso y control de los recursos del mar puede resultar insuficiente desde los puntos de vista sociopolítico y ecológico. Lo que se requiere es diseñar una combinación adecuada entre las soluciones posibles y deseables. Para ello se requiere una acción concertada por parte de la autoridad de pesquería, las organizaciones de trabajadores pesqueros y la industria; pero también de la ciudadanía, como legítima propietaria del recurso pesquero, la cual sigue pasiva y sin reacción ante la manipulación y el lobby de la industria.