Hay nombres sobresalientes relacionados a la forja del comercio y la industria en Piura como Gaspar Augusto, Alfredo Chunga, Laribescoa y Balmaceda, Eugenio Pérez, Calixto Romero y muchos más. Quisiera dedicar esta nota a Juan Manuel Balcázar Medina (1872-1970). Independientemente del lazo familiar que me une con él, ojalá se pudiera escribir una semblanza sobre cada uno de ellos que sentaron las bases de la Piura de hoy.
Juan Manuel Balcázar Medina nació en Chiclayo el 13 de marzo de 1872, en la avenida Balta como él lo declaraba con orgullo. Vino a Piura en la década del 1890 y se dedicó al comercio destacando por su seriedad y laboriosidad. Don Juan Manuel, en su larga vida, fue alcalde de Piura, presidente de la Cámara de Comercio (1945) y del Club Grau (1907 y 1925-1927), entre otros puestos de importancia ciudadana.
Se comenta que por esos años de finales del siglo XIX el empresario español Calixto Romero Hernández buscaba un socio para establecer un negocio comercial. Y le consulta a su amigo, Serafín Cabredo, empresario también y ambos asentados en el eje productivo de la Piura de ese entonces, Catacaos. Buscaba a alguien talentoso, trabajador y honrado. Cabredo le sugirió a un mozo con ese perfil que era el joven Balcázar. La empresa se funda en 1904 con el nombre de ‘Romero y Balcázar‘ y contribuyó por casi dos décadas a la pujanza piurana, estimándose que la sociedad existió hasta mayo de 1922, cuando ya por esos años don Calixto Romero Hernández se había mudado a España.
Para conocer el trabajo de Balcázar fue un acierto que el escritor Jorge Eduardo Moscol Urbina (JEMU), de grata recordación, incluyera en el libro de su autoría, ‘El comercio en Piura’ (editado por Mutual Piura en 1986), varias páginas de la agenda de viaje manuscrita de don Juan Manuel. Allí se distingue el trabajo minucioso del empresario registrando rutas, distancias y comerciantes a lo largo de su itinerario de negocios. La pequeña libreta ha quedado como un homenaje a los comerciantes de esos tiempos y reconocimiento de las corrientes de intercambio entre Piura y Ecuador, en especial con la provincia de Loja, constituyendo una importante fuente de la historia económica regional.
Visitar llevando mercadería, cuando no se contaba con automóviles, Morropón, Ayabaca y Huancabamba e, incluso llegar hasta la ciudad de Loja (Ecuador), pasando por Sabiango, Sozoranga, Cariamanga y Gonzanamá. Y de allí a Ayabaca vía Amaluza y el río Calvas. O de Alamor a Loja por Zapotillo, Macará y Celica. Emociona conocer que todos esos caminos los recorrió en labor comercial don Juan Manuel, cuyo empuje lo llevó a trabajar hasta una edad avanzada, en su escritorio, frente al señor Ancajima, su eficiente y fiel contador, la señorita Flora y el inolvidable don (Leonidas) Gómez, un antiguo trabajador que sabía de todo.
El primer local que recordamos donde funcionó la firma ‘Almacenes Balcázar’ estaba ubicado en la calle Arequipa, muy cerca de la esquina con avenida Grau, vecino al restaurant de ‘Paulita’. Luego de varios años Juan Manuel Balcázar dejó ese local, amplio y de altos techos, por el definitivo, que era parte de la casona familiar de calle Cusco. Que medio kilo de gomalaca o goma arábica, ambas usadas en carpintería. Que dos galones de pintura anticorrosiva marca ‘Titana’, de la industria nacional ‘El Triunfo’. Que unas limas Nicholson o tijeras alemanas Solingen que venían con la inscripción ‘JM Balcázar Piura’. Todo llegaba en cajones de madera, ya sea del exterior o despachados mediante distribuidores limeños como Crosby, un proveedor muy cercano a Balcázar.
En la tienda llamaba la atención el orden de la mercadería, el inventario y precios al día, la técnica de copiar documentos en un libro gracias a una prensa, papel entintado muy fino y agua. Se avistaban a lo lejos, en los estantes, las existencias gracias a unos círculos de colores vistosos -elaborados a partir de un ‘sacabocados’ y papel lustre- que se distinguían adheridos a las cajas. La herramienta que servía para extraer clavos de las cajas de madera era muy ruidosa y original.
Juan Manuel Balcázar Medina falleció en Piura el 20 de marzo de 1970 a los 98 años. Descansa hace 51 años en el cementerio San Teodoro de esta ciudad. Fue uno de los forjadores de la Piura hoy en plena evolución. Demos preferencia a nuestras empresas piuranas para proteger el empleo y que la riqueza generada permanezca en nuestra región. Obvio, sin dejar de exigir que inviertan en su personal, sistemas y nivel de servicio al consumidor.