La Gobernabilidad del Perú en la era Kuczynski

La falta de aproximación entre el presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, y la lideresa de la oposición Keiko Fujimori tras las elecciones, ha dado pie a múltiples especulaciones sobre cómo será la relación entre el Ejecutivo y el Congreso y, por ende, cuál será el nivel de gobernabilidad que habrá en el nuevo gobierno.

En ambos bandos hay halcones y pingüinos. En el bando de PPK, los halcones postulan que se puede gobernar sin el Congreso, para lo cual sugerirían forjar una suerte de democracia directa, que movilice a diversos sectores de la población ante el Congreso cada vez que el Ejecutivo quiera exigirle una nueva ley. En su visión, el Congreso manejado por una mayoría absoluta del fujimorismo tendría dos opciones, o acepta las exigencias de la población y así todos felices, o no las acepta y con ello se desprestigia cavando de paso la tumba de la candidatura de Keiko para el 2021. Por su parte, los halcones de Keiko postularían que es perfectamente posible establecer un gobierno paralelo al de PPK a través del Congreso, dado que éste -manejado por una mayoría absoluta fujimorista- tiene la potestad de dar las leyes que quiera y, en caso de que estas no fueran sancionadas por el Ejecutivo, podría hacer uso de su atribución constitucional de insistir para que se promulgue. Ante esta situación el Ejecutivo podría responder con resistencia a reglamentar, aplicar e institucionalizar la ley dada por el Congreso, lo que a su vez induciría a que la mayoría fujimorista responda oponiéndose a toda iniciativa legislativa del Ejecutivo, con la sola excepción de aquellas iniciativas exigidas con movilizaciones sociales de tal magnitud que exponga al fujimorismo a un descrédito mayúsculo. Los halcones de PPK también podrían pretender socavar las filas de Keiko en el Congreso, para intentar demoler su mayoría hegemónica, alimentando el apetito de los halcones de Keiko por una guerra abierta bañada de acusaciones e investigaciones de casos de corrupción ciertos o inventados, que mantendrían en vilo al país entero.

Por tanto, si primara la posición de los halcones en ambos bandos, estaríamos ante el peor escenario, signado por la coexistencia de dos agendas de gobierno, tensiones y confrontaciones permanentes no sólo políticas sino también sociales, lo que traería abajo la predictibilidad de las leyes y las decisiones públicas, generándose así un ambiente de elevada incertidumbre. Los inversionistas hoy animosos retardarían sus inversiones o buscarían rumbos más ciertos. Posiblemente los halcones PPKausas lograrían desprestigiar al Congreso y desdibujar la imagen de Keiko como aspirante a la presidencia para el 2021, pero los halcones keikistas también lograrían que el gobierno de PPK pague la factura, lamentablemente a un precio muy alto para el país.

En cambio, si PPK se deshace de sus halcones y opta por la posición gregaria de los pingüinos PPKausas, se aprestaría a construir una propuesta de gobernabilidad concertada tanto con el fujimorismo como con las demás minorías. Si ante ella, Keiko persiste en la senda de sus halcones ejerciendo un obstruccionismo a ultranza y un afán de tejer un gobierno paralelo parlamentario, entraría a un túnel mucho más obscuro que el del escenario anterior. Porque con su conducta de oposición destructiva victimizaría al Ejecutivo, poniendo a la población a su favor. Además, en este escenario al fujimorismo le sería muy difícil tejer un gobierno parlamentario paralelo, porque tendría mucha dificultad para contar con la colaboración de especialistas en las diversas materias. El equipo congresal de Keiko es a todas luces muy limitado para ganar en este terreno a un gobierno fresco con capacidad de convocar a los mejores peruanos en las diversas disciplinas.

El nombramiento de Fernando Zavala como presidente del consejo de ministros es un paso muy favorable para construir un escenario de gobernabilidad concertada. Su experiencia ejecutiva y política, aunado a su perfil no beligerante, pone en el tablero a una pieza clave para enrumbar al país por una senda de diálogo, de democracia madura. Después de todo, la distancia ideológica y programática del PPkausismo y el fujimorismo remozado no es más ancha que el Jirón de la Unión. Al 2021 ambos bandos saldrán beneficiados de un buen gobierno.