La guerra de Trump, el oro y el petróleo

La ejecución del general iraní, Qasem Soleimani, por orden de Trump, ha disparado el precio del oro y del petróleo y las perspectivas de estos precios para el año 2020 que arranca se tornan ahora definitivamente alcistas. Ello debido a que la represalia de Irán, con lanzamiento de cohetes a la base aérea Ayn Al Asad en Irak, no se hizo esperar, lo que avizora un escalamiento de la tensión geopolítica en oriente medio que aumentará la incertidumbre.

Antes de esta última represalia, el precio del oro ya había alcanzado su nivel pico de seis años, brincando 2,3% en los primeros días de enero, situándose sobre los 1588 dólares por onza. Frente a su nivel de fines de noviembre la trepada llegó a 7,8%. Por su parte, el precio del crudo Brent superó por primera vez el pico de 70 dólares por barril registrado en mayo de 2019, llegando a 70,75 dólares.

Si bien las represalias recíprocas entre Estados Unidos e Irán venían de atrás, la ejecución del general Soleimani a órdenes de Trump ha sido virtualmente un acto terrorista, al haber pasado por alto reglas elementales de enfrentamiento entre fuerzas armadas. Fue además la medida más dura de todas las opciones que tenía Trump en su tablero estratégico.

La respuesta iraní ha sido también la más fulminante, pues es la primera que apunta a matar estadounidenses, lo que presagia una vorágine de venganza mayúscula, impulsada por su líder supremo, el ayatolá ali Jamenei. Ahora falta verificar si Trump cumplirá con su amenaza de bombardear 52 objetivos iraníes, como había anunciado que lo haría en caso Irán tomara represalias contra objetivos estadounidenses, como acaba de ocurrir.

No se descarta que así sea, pues Trump tiene su propia agenda para evitar su posible destitución por el juicio político que el Senado de Estados Unidos le sigue en su contra, además de su desesperada obsesión por ganar las elecciones presidenciales en otoño.

A todas luces la política exterior de Estados Unidos es hoy un completo disparate que obedece a móviles estrictamente personales de un sujeto desquiciado al mando de un país que, a pesar de todo, sigue siendo el más poderoso del mundo. Un país que tras el desplome del comunismo soviético perdió su rol hegemónico sustentado en un orden mundial bipolar y que hoy, dentro de un orden mundial multipolar y bajo un liderazgo demencial, está sembrando el caos mundial.

En estas condiciones no extrañe que el oro y el petróleo se disparen a las nubes por buen tiempo.