Esta semana el INEI divulgó los datos de la inflación del mes de octubre. Medida por el Índice de Precios al Consumidor de Lima Metropolitana la inflación anualizada llegó a 5.83% mientras que la inflación a nivel nacional llegó a 6.13%. Es la inflación más alta desde el mes de noviembre de 2008 en el que se registró una inflación de 6.75% en plena crisis financiera mundial.
La gran interrogante para los agentes económicos es si el brote inflacionario que afecta la economía peruana, en momentos en que el país se recupera de la pandemia del coronavirus, es algo temporal o es un problema estructural, que puede poner fin a un período de enorme crecimiento que comenzó en los 90.
En el Perú, la institución encargada de velar por la estabilidad de los precios es el BCRP. El Banco Central es el encargado de aplicar la política monetaria para controlar la inflación. EL BCRP proyecta y publica una tasa de inflación objetivo o meta (“inflation targeting”), y luego dirige la inflación observada hacia la meta propuesta mediante el uso de variaciones de la tasa de interés de referencia y otros instrumentos monetarios.
En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la tasa de interés de referencia del BCRP y la inflación anualizada observada. En la crisis de 2008 la tasa de referencia del BCRP subió rápidamente hasta llegar a 6.5%, muy cercana a la inflación observada de 6.75%.
Actualmente la tasa de referencia que ha sido incrementada en los últimos tres meses de 0.25% a 0.5% en agosto, a 1.0%% en setiembre y 1.5% en octubre, aún se encuentra muy lejos de la inflación anual registrada en octubre y con visos de continuar subiendo en lo que resta de este año.
En este contexto, se esperaría que el BCRP continúe incrementando su tasa de referencia hasta lograr controlar la inflación. Sin embargo, el incremento de la tasa referencial tiene que ser aprobado por el directorio del BCRP. El ejecutivo a nombrado a tres nuevos directores y ratificado a su presidente pero aún faltan nombrar los 3 directores que le corresponden al congreso. El nombramiento de nuevos directores no idóneos por parte del congreso podría obstaculizar la política monetaria y por ende el control de la inflación.
El incremento de la tasa de referencia del BRP está atada a las expectativas de inflación de los próximos meses. Según la encuesta del BCRP entre los agentes económicos la expectativa de inflación para este año es de 5% y para el 2022 de 3.5%. Es decir, los agentes económicos esperan que la inflación sea solo un fenómeno temporal. Bajo esta premisa no seria necesario incrementar tanto la tasa de interés referencial.
Posición similar venían sosteniendo las autoridades monetarias de los EUA y países de la Unión Europea. Sin embargo en las últimas semanas esta opinión viene cambiando ante el continuado aumento de los precios de la energía y los cuellos de botella que persisten en la cadena de suministros. La inflación en los EUA superó el 5.4% en el mes de septiembre y se espera que continue en estos niveles hasta el primer trimestre del 2022.
En el caso peruano la situación es peor, no solo estamos sujetos a la presión inflacionaria que viene del exterior, sino que tenemos que afrontar los problemas causados por la política populista del nuevo gobierno que se ha traducido en una desvalorización acentuada de nuestra moneda y en un ambiente de incertidumbre que ha paralizado la inversión privada.
A todo ello se le suma el incremento desmesurado del presupuesto público para atender gasto corriente en la forma de bonos universales, subsidios y empleo temporal que solo aumentan la presión inflacionaria. El modelo adoptado por el gobierno es uno en el que se piensa que el crecimiento económico se logra aumentando la demanda agregada sin importar para nada la inversión privada. Un modelo en el que se cree que aumentando los impuestos el gobierno tendrá más dinero para otorgar más bonos y subsidios.
La errada política fiscal será el mayor obstáculo para el suceso de la política monetaria del BCRP en el control de la inflación. La distorsión de los precios relativos tenderá a agravarse haciendo más difícil el control de la inflación a través de los instrumentos tradicionales utilizados por el BCRP.
En el Gráfico 2 se presenta la evolución de los precios al consumidor, los precios mayoristas y el índice compuesto de inflación americana y el tipo de cambio que refleja la inflación externa. Observamos que a pesar de la desaceleración del ritmo devaluatorio de nuestra moneda, la inflación externa continúa muy elevada (17.8% en octubre). La inflación externa que ha venido creciendo desde el ultimo trimestre del 2020 ha tenido un efecto arrastre sobre los precios mayoristas que a octubre registran una inflación anual de 13.8%. La distorsión de los precios relativos externos y mayoristas con relación a los precios al consumidor ya se viene haciendo sentir (inflación anual de 6.1% en noviembre) y esta tendencia debe continuar por el resto de este año y el primer trimestre de 2022.
La labor del BCRP será evitar que la inflación se acentúe durante 2022. Esto va a depender del comportamiento del tipo de cambio y de la inflación internacional. Si la política fiscal continua su orientación populista y las señales del gobierno siguen ahuyentando la inversión privada será difícil controlar la inflación al consumidor. Lo peor es que la persistencia de un inflación elevada puede dar origen a demandas de incrementos salariales e indexación de contratos que convalidarían la inflación existente y llevarían al inicio de una espiral inflacionaria en la que los pobres serían los más perjudicados. Nuestras autoridades tienen la palabra.