La masificación del uso del Gas Natural y el Cambio Climático

El presidente de la República ha anunciado la estatización del gas de Camisea, usando como justificación la masificación del uso del Gas Natural. Este anuncio no solo es un petardo que mina la base del modelo de economía social de mercado consagrado en la Constitución, sino que constituye un serio error estratégico en la política energética del país. Veamos por qué.

El gas natural, contrario a lo que se nos ha hecho creer, no es una fuente renovable de energía limpia sino, por el contrario, es una fuente importante de emisión de gases de efecto invernadero (GEI). No cumpliremos nuestro compromiso, como país, de reducir los GEI en un 30% para el 2030 si masificamos el uso del gas natural, con el agravante de que aumentará nuestra dependencia de fuentes de energía no renovables.

En el Gráfico 1 se muestra la evolución de la emisión de GEI (en toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalentes per cápita), para Perú, Colombia y Chile. Observamos que Perú es el país que más CO2 per cápita emite, como consecuencia de que su matriz energética pasó a depender más del gas natural y menos de hidroeléctricas. La creación del Ministerio del Ambiente en 2008 no ha tenido resultados en limitar la emisión de CO2 y evitar sus efectos en el cambio climático. El Perú no viene cumpliendo con sus compromisos asumidos en el acuerdo de Paris de 2015. La masificación del uso del gas natural va a empeorar esta situación.

¿Por qué va a empeorar la situación? La masificación del uso de gas natural implica un mayor uso del gas natural en perjuicio de fuentes de energía renovables como pequeñas y medianas hidroeléctricas, parques eólicos, paneles solares y otras fuentes de energía limpia y renovable. La moratoria de construcción de hidroeléctricas por 10 años, decretada para permitir el uso del gas de Camisea en la generación eléctrica alteró significativamente la matriz energética del Perú (ver Gráfico 2). En el año 2001 más del 80% de la energía eléctrica era producida por hidroeléctricas. En el año 2016 la participación de las hidroeléctricas se redujo a menos de 50%.

La caducidad de la moratoria de hidroeléctricas y las subastas para concesiones de energía renovable, especialmente pequeñas y medianas hidroeléctricas, han permitido la recuperación de la participación de las fuentes hidroeléctricas en la matriz energética a partir de 2017. El anuncio de la masificación del uso del gas natural, sumada a la suspensión de nuevas subastas de energía renovable, va a impedir que la participación de la energía limpia (hidroeléctricas, eólica, solar y otras renovables) vuelva a superar el 80% registrado en el 2001 y que no se cumplan los compromisos asumidos en el acuerdo de Paris.

Adicionalmente la masificación del uso del gas natural significará reemplazar el uso del Gas Licuado de Petróleo (GLP), que se expende en balones de gas, por gas natural (GN) que debe llegar a los consumidores en tuberías de conexión domiciliaria, lo cual implica una significativa inversión. Esta transición significaría un retroceso en nuestro compromiso de limitar la emisión de GEI y la lucha contra el cambio climático.

En lugar de masificar el uso del gas natural deberíamos masificar la electrificación del país, pero con una matriz energética de fuentes de energía limpias y renovables. De nada sirve reemplazar los automóviles y medios de transporte que utilizan combustibles fósiles por automóviles y medios de transporte eléctricos, si la electricidad es generada con fuentes no renovables. Reemplazar una cocina de GLP por una de GN poco ayuda a limitar la emisión de GEI y la lucha contra el cambio climático. En la actualidad existen cocinas eléctricas a inducción que son más eficientes y económicas que las cocinas a gas y, si la energía eléctrica proviene de fuentes renovables, son totalmente amigables con el ambiente, dado que no generan GEI.

Países productores de gas natural como Holanda o el Reino Unido vienen limitando el uso del gas natural, tanto a nivel de uso domiciliario (cocinas y calefacción) como a nivel de generación eléctrica y reemplazándolo con fuentes limpias y renovables como fuente eólica, solar, biogás, y otras. Bolivia, otro productor de gas natural, ha anunciado un plan de electrificación masiva para sustituir el uso de gas natural a nivel domiciliario.

¿Qué hacer con el gas de Camisea? La tendencia mundial es a dejar de utilizar las fuentes de energía fósil para generación eléctrica y derivarlos a la producción de fertilizantes y productos químicos. Las alarmantes conclusiones respecto a la elevación de la temperatura promedio mundial y sus efectos sobre el cambio climático solo vienen a confirmar la necesidad de abandonar el uso de energía fósil para generar electricidad o como fuente de combustible de transporte o uso domiciliar tanto para cocinar como para calefacción.  Las recientes declaraciones del gobierno van de contramano a la tendencia mundial.

¿Qué impacto tendrá en los precios? En el Gráfico 3 se muestra la evolución mensual del índice real (precios por encima de la inflación al consumidor) para el periodo 2010 – 2021. Observamos que, en términos reales, al mes de setiembre de este año las tarifas residenciales han crecido más de 30% respecto a los niveles de del 2010 y las tarifas industriales mas del 50%.

Medidas en dólares, en la región las tarifa promedio residencial en el Perú (0.196 US$ por kWh) se encuentra por encima de los precios de Venezuela, Cuba, Paraguay, Ecuador, México, Canadá, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Colombia, Chile, y solo por debajo de Uruguay, Guatemala, Bahamas y Jamaica. En el caso de las tarifas industriales, la tarifa promedio peruana (0.131 US$ por kWh) se encuentra por encima de las tarifas de Venezuela, Argentina, Paraguay, Ecuador, Canadá, Uruguay, Estados Unidos, Brasil, Chile y solo ligeramente por debajo de las de Colombia, México, Guatemala, Jamaica y Bahamas. De haber tenido una de las tarifas más bajas de la región en los 90, hemos pasado a tener una de las más caras. La masificación del uso del gas natural y el cambio de la matriz energética solo harían que esta situación empeore.

Resta saber si el congreso permitirá un cambio de esta naturaleza. La aparición de nuevas tecnologías de generación eléctrica renovables y más amigables con el ambiente abre el camino a una racionalización del uso del gas natural y, al mismo tiempo, toma en cuenta las necesidades de la generación de empleo, la reactivación economica y la disminución de los riesgos ambientales.  No obstante, no debemos olvidar que la mejor manera como el Perú puede contribuir a frenar el cambio climático es luchando contra la devastadora deforestación que viene sufriendo nuestra Amazonía.