La desigualdad económica entre países y al interior de ellos constituye un complejo fenómeno multidimensional que organismos internacionales e investigadores buscan cuantificar a través de distintos enfoques. El Banco Mundial y la OCDE calculan el coeficiente de Gini, un índice que compara la distribución del ingreso en una sociedad con una hipotética perfectamente equitativa, donde cero es igualdad absoluta y uno desigualdad total. Otra métrica es la participación del ingreso total que concentran los deciles o quintiles poblacionales más ricos según encuestas de hogares. Asimismo, el índice de Palma contrasta la proporción del ingreso del 10% más acaudalado sobre el 40% más pobre. Aunque con diferencias entre regiones, la evidencia agregada denota altos y persistentes niveles de inequidad económica a nivel global y al interior de la mayoría de los países, vinculada a factores políticos, institucionales y tecnológicos. Superar esta realidad representa un desafío central para avanzar hacia un desarrollo verdaderamente inclusivo.
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