El precio relativo es la relación entre los precios de dos o más productos. Si, por ejemplo, en un periodo dado el precio del pan permanece estable y el del pollo sube 20%, entonces decimos que el precio relativo del pollo respecto al pan se incrementó 20%.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC), utilizado para medir la inflación, toma en cuenta una diversidad de precios de bienes y servicios que reflejan el costo de vida. Sin embargo, no todos los precios varían del mismo modo y, por lo tanto, los precios relativos entre distintos bienes y servicios varían en el tiempo, por diferentes motivos. En esta entrega analizamos la evolución de algunos precios relativos durante las últimas dos décadas y el impacto reciente del fenómeno del Niño costero.
En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la remuneración mínima vital (RMV), la tarifa de teléfono y la tarifa de agua con relación al IPC. Observamos que entre enero de 1995 y junio de 2017, la RMV ha subido 150% por encima del IPC. Esto quiere decir que con una RMV se pueden comprar 2,5 veces más bienes y servicios que en 1995, en términos reales, es decir después de descontar el efecto de la inflación. Las tarifas de agua también han crecido 150%, es decir se han multiplicado por 2,5. En contraste, las tarifas de teléfono se han reducido 50% en el mismo periodo, es decir se han reducido a la mitad en términos reales.
Si en lugar de utilizar el IPC como precio de referencia, utilizamos el tipo de cambio del dólar los resultados son más significativos para medir la competitividad de la producción de nuestro país frente a otros países. Como se aprecia en el Gráfico 2, desde 1995 hasta el 2012, la RMV medida en dólares se incrementó 400%. Algo similar sucedió con el precio del agua.
¿Qué mensaje podemos extraer de esta distorsión de precios relativos? Mientras que las tarifas del teléfono han bajado de precio porque existe un mercado competitivo con una adecuada regulación, para las tarifas de agua tenemos un mercado poco competitivo, empresas ineficientes y sin una adecuada regulación, lo cual ha llevado a un gran incremento de precios a lo largo del tiempo. El fenómeno del Niño costero ha contribuido a aumentar esta distorsión.
En el caso de la RMV, si dejamos de lado las ganancias de productividad que la mano de obra ha tenido en el país en los últimos 20 años, el hecho de que el valor de la RMV, medida en dólares, se haya quintuplicado constituye una pérdida de competitividad frente a nuestros socios comerciales que se traduce en mayor dificultad para exportar y menor capacidad de competir frente a productos importados. Esta situación se venía corrigiendo desde el 2012 pero la reciente revaluación del tipo de cambio ha interrumpido esta corrección. En este contexto, la elevación de la RMV podría empeorar nuestra competitividad internacional
¿Cuál es la situación de otros precios relativos de la economía? En el Gráfico 3 se presenta la evolución de los precios relativos al dólar americano de los precios de la educación, la salud y la de alimentos y bebidas. Observamos que desde el 2012 se venía produciendo una corrección de los precios relativos de estos productos. Sin embargo, la crisis económica y el fenómeno del Niño costero han revertido esta corrección. La tendencia de estos precios relativos nos indica que la poca competitividad en los mercados de productos farmacéuticos y la baja calidad de la educación pública, que presiona la demanda de la educación privada, generan un aumento de los precios de estos servicios por encima de los precios de los alimentos.
Por otro lado, la elevación relativa de los precios de alimentos respecto al dólar nos revela un atraso cambiario del orden del 20% (si descontamos la inflación de los EUA en este periodo). El fenómeno del Niño costero, junto con la devaluación del dólar, ha agravado esta situación.
En el Gráfico 4 presentamos los precios relativos con relación al dólar de los principales combustibles: electricidad, gasolina y gas. Observamos que la caída de los precios internacionales del petróleo ha contribuido a reducir la distorsión de los precios relativos de la gasolina y el gas. Sin embargo, en los últimos dos años, la remodelación de la Refinería de Talara viene generando una distorsión de los precios relativos de la gasolina. En el caso de la electricidad, la introducción de la tarifa especial para financiar el gasoducto del sur contribuyó a una tendencia ascendente en los precios de la electricidad.
El mensaje global que nos deja nuestro análisis es que el Banco Central ha manejado adecuadamente el impacto inflacionario causado por el Fenómeno del Niño costero. Sin embargo, lo mismo no se puede decir de la actuación de los organismos reguladores. La labor de estos organismos es hacer más competitivos los diferentes mercados de productos y servicios (menos monopolios y menos control de precios por parte del Estado). El dilema del Banco Central es cómo continuar con su política de desdolarización de la economía y al mismo tiempo resolver el problema del atraso cambiario para hacer más competitivas nuestras exportaciones y permitir a nuestros fabricantes enfrentar mejor la invasión de productos importados.