Nuevos estudios científicos[1] muestran que incluso con una vacuna contra el Covid-19, las medidas de contención se mantendrán durante varios años. Esto significa que la demanda permanecerá débil por un tiempo prolongado y que la producción no regresará tan rápido a su nivel pre-pandémico. De hecho, la recuperación a corto y mediano plazo terminará mostrando una forma de U o incluso de L en lugar de una forma de V.
La trayectoria de crecimiento de los próximos años será menos favorable que la trayectoria de crecimiento potencial que MAXIMIXE vislumbraba en los escenarios de crecimiento económico sin presencia del Covid-19. Esencialmente esto se debe a que la producción crecerá lentamente debido a seis factores que marcarán la faz económica de los próximos años:
1. Persistente shock de oferta laboral: La forma de la recuperación económica dependerá en gran parte del comportamiento del mercado laboral. Dada la actual tasa de mortandad de empresas, MAXIMIXE prevé que será muy difícil que las personas despedidas puedan encontrar con rapidez nuevos puestos de trabajo. Y ante esta situación, no es descabellado pensar que buena parte de ellas decidan retirarse del mercado laboral por completo (por ejemplo, volver a cursar estudios u optar por la jubilación anticipada). Cuanto más profunda sea la recesión, mayor será lo que la nueva literatura económica ha denominado como ‘efecto cicatrización’.
2. Menor nivel de inversión: La incertidumbre también conduce a una menor inversión. Un cambio en la inversión de un sector a otro y una profunda recesión económica podrían incluso conducir a la destrucción del capital. Además, existe la posibilidad que la aversión al riesgo de la ‘generación Covid-19’ lleve a un efecto permanente en el crecimiento futuro de la inversión, y esto es muy probable pues existen investigaciones previas que muestran que los jóvenes que han pasado por crisis severas o una experiencia traumática tienden en el futuro a ser más reacios al riesgo. Si después de 2021 se mantiene la tendencia de reducción de la formación bruta de capital, el crecimiento económico potencial, que de por si ya venía decreciendo en los últimos años, se verá seriamente afectado.
3. Decrecimiento de la productividad: El impulsor más importante del crecimiento económico después de una crisis tan severa como la presente, es el crecimiento de la productividad, más específicamente la productividad total de factores (PTF). La PTF es un indicador de tecnología en el sentido más amplio de la palabra, ya que indica cuán productivos son tanto el capital como el trabajo para generar valor agregado. MAXIMIXE considera que los cambios en los modelos de negocio (proclividad hacia formación de ‘empresas zombies’) y los desafíos geopolíticos (retracción de las cadenas globales de suministro) tendrán efectos principalmente negativos sobre la tasa de crecimiento futuro de la productividad.
4. Mayor proteccionismo: Otro aspecto importante para los próximos años, es que probablemente las economías se vuelvan menos abiertas. Incluso antes de la pandemia, MAXIMIXE pronosticaba que la globalización se revertiría en parte debido a las tensiones comerciales entre EEUU y China y los intentos estadounidenses de socavar la Organización Mundial del Comercio (OMC). La nueva normalidad obligará a mirar con menor confianza al vecino.
5. Deterioro del capital humano: Las escuelas cerradas afectarán inevitablemente la educación de los jóvenes en cierta medida, a pesar de la educación en el hogar. Esto determina un claro deterioro de la acumulación futura de capital humano. Parece que incluso una cantidad relativamente pequeña de educación perdida podría tener grandes efectos en el futuro capital humano de las personas. Los estudios han demostrado que perder incluso diez días de educación o una hora por semana dan como resultado puntuaciones escolares significativamente más bajas.
6. Menor innovación y emprendimiento: Las empresas reducirán sus niveles de inversión en innovación, ya que se espera que los costos operativos aumenten sustancialmente, lo que obligará a las empresas a reevaluar críticamente los presupuestos para I+D+i. Finalmente, el emprendimiento podría sufrir, no solo a corto plazo, sino también a muy largo plazo. Menos emprendimiento conducirá a menos destrucción creativa, el proceso por el cual el grupo de empresas en un país determinado se reemplaza constantemente por otras que son más eficientes e innovadoras o, de otra manera, son mejores para satisfacer las necesidades de las personas.
[1] “Projecting the transmission dynamics of SARS-CoV-2 through the postpandemic period”, Stephen M. Kissler y otros (2020), Science.