Nuevos aires en la política peruana

La presentación de la plancha presidencial y del equipo de campaña y de plan de gobierno de Victoria Nacional, cuyo candidato es George Forsyth,  ha traído la sensación de una brisa marina fresca a la contaminada y tóxica política peruana. Un candidato joven, lleno de ideales, con ganas de trabajar por la gente, acompañado por un equipo técnico de experiencia, crean el equilibrio perfecto para traer nuevas ilusiones al país.

La juventud trae un espíritu de servicio nuevo, en un escenario de viejos políticos tradicionales cuya principal característica es el cálculo frío y mercantil, así como la ambición del poder para satisfacer intereses y agendas personales a través del enquistamiento de satrapías en el sector púbico.

Esta característica de ser joven y relativamente nuevo en política, que algunos podrían censurar como debilidad, viene acompañada por un equipo que garantiza un equilibrio entre el idealismo y la buena voluntad de la juventud, con la serenidad de la experiencia que otorgan los años y la genuina vocación de servicio por el país.

Ello trae consigo la esperanza y la posibilidad de una innovación en la pesquería peruana, que marque un rumbo en beneficio de las mayorías y de aquellos que se dedican a la pesca de consumo humano directo. La mejor opción es apostar por lo nuevo y desechar lo viejo en el manejo de la cosa pública.

En las últimas décadas, la atención del Estado para la pesquería ha estado en función de la industria y en menor proporción del pescador artesanal. No se ha tenido en cuenta a la gente, al ciudadano, que es el consumidor final y además propietario de los recursos pesqueros. Es momento de dirigir la atención hacia el ciudadano común y corriente, que no está involucrado directamente en la pesca. Es el enfoque con el cual el ciudadano NO pesquero, o sea la mayoría de la ciudadanía, debe juzgar las ofertas electorales que están por aparecer. Los recursos naturales no son un bien exclusivo de los pesqueros y pescadores. Nos pertenecen a todos.

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los menos que pueden pagarlo mientras que la desnutrición infantil y el hambre de los más, no está siendo aliviada con pescado.

El mensaje de Forsyth abre las puertas de la esperanza para un país anémico y cansado de las mentiras, intrigas y manipulaciones  de sus políticos.

Es de esperar que se priorice las necesidades y derechos de las mayorías. El objetivo final que la gente requiere y necesita, es acceder a pescado barato de buena calidad.

Se debe hacer de la pesquería peruana una actividad más inclusiva y más justa.

Victoria Nacional se perfila como la mejor opción.