El trabajo infantil es aún una realidad para 168 millones de niños en el mundo, de los cuales 85 millones realizan tareas peligrosas, señaló Guy Ryder, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En una intervención en la conferencia anual de la OIT, que se realiza en Ginebra, Ryder explicó que el trabajo infantil ocurre principalmente en las economías pequeñas y rurales, en las que no hay inspecciones de trabajo ni organizaciones que protejan los derechos de los trabajadores.
Existen 168 millones de menores que se ven obligados a trabajar, 99 millones lo hacen en el sector agrícola y el resto en actividades que abarcan la minería, la manufactura y el turismo, afirmó.
Asimismo, existen casos en los que las familias cuentan con negocios o granjas, pero no reúnen el dinero suficiente al mes para contratar a alguien en edad de trabajar, por lo que necesitan de la mano de obra de sus hijos.
Aunque muchas grandes empresas toman medidas para evitar esta práctica en sus cadenas de suministro globales, Ryder recordó que el trabajo infantil tiene lugar en cadenas de producción para el consumo local y nacional, una problemática que tiende a ser ignorada.
Sin embargo, se muestran señales de que existe voluntad para actuar y evitar el trabajo infantil, aumentar la transparencia en la cadena de producción y aplicar mejor las leyes.