Según el Banco Mundial, se espera que la economía mundial crezca un 2,1% en 2023, lo que representa una mejora con respecto a la proyección anterior del 1,7% en enero. Esta revisión al alza se debe a una mayor resiliencia de las principales economías. Se prevé que el PBI de EEUU aumente un 1,1% este año, en comparación con el pronóstico anterior del 0,5% en enero. Asimismo, se espera un crecimiento del 0,4% en la zona euro, en contraste con la perspectiva plana anterior. China también ha experimentado un ajuste al alza en sus proyecciones de crecimiento, estimándose en un 5,6% en lugar del 4,3% previsto en enero.
Sin embargo, a pesar de estas mejoras en las perspectivas, el Banco Mundial ha reducido su pronóstico de crecimiento global para 2024 a un 2,4%, en comparación con el 2,7% anteriormente proyectado. Esta revisión a la baja se atribuye a los efectos continuos de una política monetaria más estricta que se espera se implemente en el futuro.
Aunque se prevé un mayor crecimiento económico en general, persisten incertidumbres en el panorama global. La evolución de la pandemia de COVID-19 y las variantes del virus, así como las medidas restrictivas asociadas, continúan siendo factores de riesgo significativos para la recuperación económica. Además, los desequilibrios en las cadenas de suministro y los aumentos en los precios de los productos básicos también plantean desafíos para el crecimiento sostenible.
En este contexto, es crucial que los responsables de la formulación de políticas mantengan un enfoque cauteloso y estén preparados para ajustar las medidas según sea necesario para respaldar la recuperación económica. La coordinación internacional y la cooperación entre los países serán fundamentales para abordar los desafíos globales y garantizar una recuperación equitativa y duradera.