De los 23 partidos políticos que se presentaron inicialmente a los comicios del mes de abril quedan en carrera solo 16. Han quedado en el camino partidos tradicionales como el APRA, partidos abiertamente populistas como Podemos Perú de Urresti (aun está pendiente su apelación) y otros partidos menores como Todos por el Perú de Fernando Cillóniz o Frente de la Esperanza de Fernando Olivera.
Los planes de gobierno (PdG) presentados al Jurado Nacional de Elecciones por los 16 partidos que siguen en carrera muestran la tendencia económica de cada uno de ellos, que los electores deben conocer para la difícil tarea de definir por quien votarán el 11 de abril.
La forma más común de clasificar la tendencia económica de un partido político es ubicarla entre dos extremos ideológicos, (i) izquierda y (ii) derecha. Entre estos dos extremos existen una serie de matices, desde la extrema izquierda marxista leninista como la del partido Perú Libre (el del lapicito) que propugna el desmontaje radical del neoliberalismo, hasta la derecha extrema que propugna el neoliberalismo a ultranza, pasando por diferentes versiones de socialismo y concepciones de libertad de mercado.
Pero, adicionalmente a su tendencia económica y las propuestas planteadas en sus PdG, los partidos políticos vienen implementando medidas concretas en el Congreso vigente, para obtener los objetivos trazados en sus planes de gobierno. De acuerdo con la naturaleza de las propuestas y medidas planteadas y su impacto sobre la viabilidad económica del país, la tendencia económica de un partido se puede clasificar entre el populismo estatista y el libre mercado o libertad económica. Al igual que en el ámbito ideológico, en el ámbito de las propuestas existen una serie de matices entre el populismo y la libertad económica o libre mercado.
Ejemplos claros de populismo no solo los encontramos en los PdG sino en las medidas que se aprueban en el Congreso día a día. La aprobación esta semana por parte de la Comisión de Transportes del Congreso de la creación de una línea aérea de bandera es un claro ejemplo de medida populista. Lo mas grave es que todas las bancadas, excepto Fuerza Popular, votaron a favor de la propuesta.
En el diagrama adjunto se han clasificado las tendencias de los 16 partidos políticos de acuerdo con los dos ámbitos antes descritos. La clasificación se ha realizado a partir del análisis de las propuestas, objetivos y metas plasmadas en los PdG de los 16 partidos políticos.
La clasificación permite agrupar a los partidos políticos en 4 grandes categorías: (i) Partidos que quieren remplazar la Constitución de 1993; (ii) Partidos Caviares, que camuflados en propuestas modernas como ambientalismo, derechos humanos y lucha anticorrupción, quieren socializar la economía e introducir un estado interventor; (iii) partidos mercantilistas que buscan obtener prebendas que favorezcan a determinados sectores económicos; y (iv) partidos que defienden la Constitución de 1993.
En las 4 categorías identificadas prevalecen las propuestas populistas, especialmente en la categoría de los partidos que quieren eliminar la Constitución de 1993. Un caso muy relevante en esta categoría es el PdG de Acción Popular que, si en algo se diferencia de los PdG de Juntos por el Perú y del Frente Amplio, es el nivel de populismo de las propuestas planteadas. Como lo han comentado en sendas columnas Jaime de Althaus y Mario Ghibellini, llama la atención que un partido tradicional como Acción Popular se aparte de la línea trazada por Fernando Belaunde para caer en no solo la ideología de izquierda, sino que plantee medidas abiertamente populistas. El caso de la creación de una aerolínea estatal confirma esta tendencia.
El caso de los Partidos Caviares es mas sutil. El común denominador de los PdG de estos partidos es el continuismo de la estrategia iniciada con el Humalismo. El combate a la pobreza no está basado en el crecimiento económico sino en los programas de transferencia monetaria como Juntos. Se prioriza la demanda sobre la oferta. La concepción del desarrollo se basa en la redistribución de la riqueza y la intervención del estado en la esfera económica. Los planes de mejora de la competitividad y la productividad están orientados a los sectores modernos y no a los sectores con menor productividad que concentran la pobreza y la informalidad.
Los planes de estos partidos políticos son un recuento de los supuestos logros obtenidos por el país a partir del gobierno de Humala, basados en transferencias de recursos de Estado y déficit fiscal. En los PdG de estos partidos la crisis del desempleo y la informalidad desnudada por la pandemia no existen. Sus planes se basan en premisas falsas como que la recuperación económica está en marcha; que el país puede aumentar su endeudamiento para asegurar su crecimiento; que la inversión pública será suficiente para garantizar el crecimiento económico en los próximos años: que la inversión privada volverá a sus niveles prepandemia a pesar de todas las medidas anti-empresa e inseguridad jurídica implementadas. El caso del sector agropecuario es un claro ejemplo del sesgo anti-empresa de estos partidos políticos.
La categoría de partidos mercantilistas abarca a los partidos de Alianza para el Progreso y Perú Patria Segura que camuflan sus intereses bajo programas de gobierno de bajo contenido doctrinario, pero con medidas populistas que buscan la obtención del voto fácil. La posición de APP respecto a la reforma pensionaria es un ejemplo claro de la posición populista de APP. La categorización del PPC en este grupo, a pesar de ser un partido que cuenta con una sólida base doctrinaria, se debe a que los intereses mercantilistas por parte de un grupo de partidarios lo han llevado, primero a buscar una alianza con APP y, luego, a una improvisación de sus listas parlamentarias. El PdG del PPC es el mas pobre de los PdG presentados ya que es simplemente una colección de las políticas sectoriales vigentes.
Finalmente la categoría de Partidos Pro-Constitución 1993 está integrada por los partidos Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular. Su común denominador es la defensa de la Constitución de 1993 y su posición ideológica de derecha. Estos tres partidos reconocen la importancia que tiene la generación de empleos formales y la necesidad de promover la inversión privada para lograrlo. De hecho el partido Avanza País ha centrado su plan de gobierno en la solución de la informalidad. Lamentablemente su PdG es muy pobre y refleja la improvisación de un partido estructurado a último momento alrededor de Hernando de Soto.
El partido Renovación Popular, reconstruido sobre las cenizas del partido Solidaridad Nacional, presenta un PdG que gira radicalmente el ideario de Solidaridad Nacional hacia la derecha y centra su accionar en la persona y familia desde una perspectiva cristiana. El conjunto de propuestas en el ámbito económico, si bien enmarcadas dentro de la Constitución 1993, carecen de una clara estrategia de desarrollo económico. Se trata de un conjunto de propuestas de tinte populista orientadas a responder al clamor popular a favor de menos Estado y mejor gerencia, pero carecen coherencia macroeconómica y contenido doctrinario.
Por su parte el PdG de Fuerza Popular además de reafirmar su carácter doctrinario de “no al populismo” y defensa de la Constitución de 1993, presenta un conjunto de propuestas encaminadas a lograr el rescate del país del caos sanitario, de seguridad y de desempleo e informalidad que los gobiernos de Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti han propiciado y que la pandemia ha agudizado.
En el área económica, el plan de rescate de Fuerza Popular contempla medidas de corto plazo para aliviar la crisis actual y reformas de mediano plazo para garantizar el crecimiento económico sostenido. El objetivo central de las medidas económicas de corto plazo es dar un “shock” de empleo productivo y formal que disminuya los niveles abismales de desempleo e informalidad para iniciar un circulo virtuoso de empleo, más ingresos, más producción, más inversión, más empleo.
Este Gran Salto (Big Push) inicialmente se concentraría en el ámbito rural y en el ámbito urbano marginal. Para ello se requiere la acción coordinada del sector privado, el sector público, las fuerzas armadas, las iglesias, las universidades y las organizaciones ciudadanas. El elector tiene la palabra. El autor de esta columna ha participado en la elaboración del PdG de Fuerza Popular.