El proyecto del Anillo Vial Periférico, que promete transformar la infraestructura vial de Lima conectando 12 distritos, se encuentra en la recta final para su declaración de interés prevista para diciembre de 2023. Tras una década de planificación y ajustes, la iniciativa, valorizada en más de US$ 2,500 millones, se perfila como una solución a la congestión vehicular crónica de la capital peruana. La empresa española Ferrovial, que presentó la propuesta en marzo de 2013, podría ser la adjudicataria directa el próximo año si no emergen nuevos interesados tras la declaración.
Luis Enrique Gonzales, director del proyecto, anunció en la Comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso que, de no presentarse terceros interesados, Ferrovial sería la beneficiaria de la concesión por 30 años. La construcción se dividiría en tres etapas a lo largo de 9.5 años, iniciando con estudios de ingeniería y ambientales. A pesar de las críticas por la demora y la necesidad de actualización debido al crecimiento poblacional de Lima, los estudios se han mantenido al día, con la última actualización en enero de 2023, asegurando la relevancia y viabilidad del proyecto.
El Anillo Vial Periférico, que se ejecutará mediante una asociación público-privada (APP), incluye la construcción de una autopista de 34.8 kilómetros. La financiación de la construcción, interferencias y predios se recuperará a través de peajes. Además, la adquisición de 2,600 predios necesarios para la obra es una tarea compleja en curso, con un estimado de inversión de S/ 2,100 millones para la compra de propiedades, de los cuales 240 ya han sido adquiridos.
La inminente declaración de interés y posible adjudicación del Anillo Vial Periférico es un hito significativo para la infraestructura de Lima. No solo promete aliviar la congestión, sino que también representa un modelo de inversión público-privada en proyectos de gran envergadura. La actualización constante del proyecto refleja un compromiso con la adaptabilidad y la sostenibilidad a largo plazo, aunque persisten desafíos como la adquisición de predios y la financiación de expropiaciones. La ejecución exitosa de esta obra podría sentar un precedente para futuras iniciativas de infraestructura en Perú y la región.