Recesión Económica a la vista

Tras cuernos palos reza el refrán. El impacto de la pandemia en nuestro país ha sido feroz, tanto a nivel de vidas humanas como en el campo económico. La caída del PBI real dejará, cual meteorito, un cráter de inmensa dimensión, que perdurará en los anales de la estadística nacional. La hecatombe solo es comparable con las consecuencias de la guerra con Chile o la hiperinflación del primer periodo de Alan García. En retrospectiva, la antitécnica cuarentena decretada por el gobierno de Vizcarra, con la anuencia del MEF, ha tenido repercusiones que, se han hecho sentir como una onda sísmica, con diferentes niveles de intensidad, en todos los sectores de la economía.

La oportuna intervención del BCRP con el programa Reactiva permitió una rápida recuperación del PBI. Sin embargo, esta recuperación apenas nos coloca en un nivel del PBI cercano al prepandemia y como consecuencia se han perdido 2 años de crecimiento económico (ver Gráfico 1). Aun así, la recuperación no ha estado exenta de problemas. Las pésimas decisiones en materia económica, tanto del ejecutivo como el Congreso, vienen minando la recuperación económica. La elección de un gobierno de extrema izquierda ha contribuido a menguar las expectativas de crecimiento económico, crear volatilidad en el tipo de cambio y despertar un león dormido: la inflación.

El BCRP para contrarrestar el surgimiento de la inflación, aunque tardíamente debido a la falsa creencia de que la inflación seria temporal, ha venido ajustando su tasa de interés mensualmente.  Partiendo de niveles cercanas a cero en julio del 2021, la tasa esta semana llegó a 4%, con el objetivo de frenar la inflación que ya bordea el 7% anual.  Basado en esta política monetaria, el BCRP proyecta un crecimiento real del PBI de solo 2.5% este año, con la inflación dentro del rango meta de 3% para inicios del 2023.

Lamentablemente, las ya sombrías expectativas del BCRP para este año pueden resultar optimistas debido   a la invasión de Rusia a Ucrania.  Todo indica este evento tendrá repercusiones significativas, por un buen tiempo, en la economía mundial. En el caso de la economía peruana lloverá sobre mojado.

¿Cómo afecta la invasión rusa a Ucrania a las expectativas de crecimiento del PBI? Las puede afectar significativamente, reduciéndolas del proyectado crecimiento de 2.5%, a un crecimiento nulo en 2022. Esto conduciría a un periodo recesivo que empezaría en el IV trimestre de este año y que se prolongaría por gran parte del 2023. Las presiones inflacionarias adicionales que viene generando el conflicto en Ucrania obligarían al BCRP a continuar elevando su tasa de referencia durante el resto de este año y a generar mayores restricciones en el mercado crediticio (ver Gráfico 2).

Adicionalmente, a nivel internacional el dólar ha subido más del 10% en menos de un año. La Reserva Federal (FED) ha anunciado que va a subir sus tasas, lo que debería fortalecer aún más al dólar. Esto si bien ayudará a contener la inflación de Estados Unidos, hace que la deuda denominada en dólares sea problemática en otros países, especialmente en las economías de mercados emergentes. Ante esta situación no se entiende por qué el BCRP no permite que nuestra moneda se ajuste junto con las monedas de países contra los cuales competimos internacionalmente.

Cuando Rusia dejó de pagar su deuda en 1998, hubo una fuga hacia la calidad (“flight to quality”) y el dólar se fortaleció, lo cual ejerció presión sobre los países asiáticos y latinoamericanos que se habían endeudado fuertemente en préstamos denominados en dólares. Esto creó una crisis que en nuestro país se tradujo en la ruptura de la cadena de pagos y la recesión de 1998.

Si bien China no es necesariamente un mercado emergente, las empresas chinas tienen una gran cantidad de deuda denominada en dólares que se viene traduciendo en una gran presión sobre su mercado financiero.  Ese mismo fenómeno se está desarrollando en todo el mundo. Al igual que en 1998, muchas empresas y países simplemente no van a poder pagar sus deudas denominadas en dólares. Especialmente si tienen que pagar sus alimentos importados y pagar por su energía.

El impacto de la guerra no va a ser solo una recesión en Rusia, Estados Unidos o Europa. Será una recesión global y para muchos países, será una depresión. El mundo tendrá que adaptarse a los problemas de la cadena de suministros y al impacto de las sanciones. Eso llevará tiempo, no se resolverá en cuestión de meses sino años.

El BCRP está tratando de lidiar con una inflación superior al 7% y que tiene carácter mundial, pero no logrará superar esta crisis por sí solo.  Se requiere una acción coordinada entre la política monetaria del BCRP y la política fiscal a cargo del MEF. Es hora de ser realistas sobre lo que nosotros, como nación, podemos y no podemos hacer, lo que podemos y no podemos permitirnos.

No podemos, por ejemplo, continuar, como lo propone el exministro Francke en reciente artículo, continuar con la política de bonos o transferencias directas de dinero a quienes más lo necesitan o incrementar los subsidios. Tampoco es momento de aumentar los impuestos a la minería y a los que mas tienen, cuando lo que mas se necesita es inversión para generar más trabajo formal. Se debe dejar de repetir la cantaleta de que el modelo neoliberal no funciona, cuando las cifras de crecimiento económico y reducción de la pobreza bajo la actual Constitución dicen lo contrario.

El ejecutivo y el Congreso deben comenzar a actuar como si estuviéramos en tiempos de guerra, porque lo estamos. Si nuestras autoridades no trabajan coordinadamente, la economía puede salirse de control.  Las autoridades tienen la palabra.