La tasa de inflación anual en el Reino Unido subió inesperadamente al 10,4% en febrero desde el 10,1% en enero, superando las previsiones del 9,9%. La mayor presión al alza provino del costo de los alimentos y bebidas no alcohólicas, restaurantes y hoteles, vestuario y calzado, y salud, mientras que los precios del transporte, muebles, vivienda y servicios públicos, y recreación y cultura se desaceleraron.
El mayor aumento en los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas se debió a la escasez de productos para ensaladas y otras verduras, mientras que el aumento en los precios de restaurantes y hoteles se debió al alcohol servido en estos lugares. En comparación con enero, el IPC saltó un 1,1%, el mayor aumento en cuatro meses. Estos datos muestran que la inflación en el Reino Unido sigue siendo alta y está afectando principalmente a los precios de los alimentos y bebidas.