El tipo de cambio en el tiempo del Covid-19

En las últimas semanas el tipo de cambio ha experimentado un alza inesperada para un mes en el que tradicionalmente los agentes económicos venden sus dólares para pagar la regularización del impuesto a la renta. Una gran parte de los analistas ha atribuido esta alza al pánico financiero generado por el Covid-19.

En el Gráfico 1 se muestra la evolución de los tipos de cambio de las monedas de Brasil, Chile, Colombia y Perú. Para facilitar la comparación, los tipos de cambio de estas monedas se han transformado a un índice común, enero de 2018 = 100. Observamos que la moneda brasileña se ha devaluado, en el periodo enero 2018 – marzo 2020, más del cincuenta por ciento, mientras que la moneda chilena alrededor de 40% y la colombiana un porcentaje similar. Mientras tanto la peruana se ha devaluado menos del 10%.

Dado que la inflación es similar en estos 4 países, podemos concluir que el Perú en estos 27 meses ha perdido competitividad en niveles significativos respecto a nuestros principales competidores de la región. Pero lo más resaltante es que la depreciación de las monedas frente al dólar americano no es un caso aislado sino un fenómeno regional y por qué no decirlo mundial. En estas circunstancias no podemos achacarle exclusivamente al Covid-19 la devaluación de nuestra moneda.

¿Cuáles has sido entonces los factores que han contribuido a la devaluación del sol? El principal factor que viene influyendo en la desvalorización de las monedas regionales es el aumento del riesgo político, la incertidumbre ante posibles cambios en las reglas de juego. Eso se ha manifestado principalmente en Chile.

TIPO DE CAMBIO AFECTADO
La caída de los precios de los commodities, en particular de los precios del cobre y el petróleo, también ha afectado los tipos de cambio. En el Gráfico 2 se presenta la evolución de las cotizaciones internacionales del cobre y el petróleo WTI (West Texas Intermediate). Como en el caso de las monedas, las cotizaciones se han expresado en un índice común enero 2018 = 100. Observamos que, en el caso del cobre, el índice ha caído en el periodo enero 2018 marzo 2020, alrededor de 25%, mientras que, en el caso del petróleo, la caída ha sido de casi 50%.

ARABIA SAUDITA VS RUSIA
La caída del precio del petróleo ha sido motivada por la guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia y esta guerra no esta relacionada con el coronavirus. Su caída ha afectado las monedas de los países productores, en este caso Brasil y Colombia. En el caso del cobre los países afectados han sido Chile y Perú. En Colombia, la desvalorización de su moneda le ha permitido recuperar competitividad y ahora se encuentra en niveles similares al de Chile. En el caso del Perú, el aumento de la cotización del oro ha compensado en alguna medida la caída de los precios del cobre, pero es evidente que aún estamos lejos de los niveles de las otras monedas de la región.
Podemos concluir entonces que, aparte del incremento del riesgo político, la desvalorización de las monedas a nivel regional, descontando el riego político ocurrido en Chile, ha sido producto de la caída de los precios de los commodities y, en menor medida, una corrida especulativa por el coronavirus. El BCRP, más preocupado por limitar la inflación, en los últimos años no ha permitido que el sol se deprecie en la verdadera magnitud que debería y, por ello, seguimos perdiendo competitividad con relación a nuestros vecinos de la región.

MENOS COMPETITIVOS
La menor desvalorización de nuestra moneda no solo nos hace menos competitivos en nuestras exportaciones no tradicionales, sino que también abarata en términos relativos los productos importados de nuestros socios comerciales de la región. Y como se observa en el Gráfico 1 este fenómeno no es reciente, sino que ya viene arrastrándose por más de dos años y ya viene teniendo efecto en el aumento de los productos importados de países de la región.
Por el lado positivo es indudable que la caída de los precios de petróleo beneficia a la economía peruana en la medida en que somos importadores de crudo. Sin embargo, como lo reseñamos en nuestra Linterna de Popa de la semana pasada, la reducción de los precios del petróleo no viene siendo trasladada en la misma proporción al consumidor final tanto en lo que se refiere a combustibles como electricidad. Resta saber si esta vez los entes reguladores tomarán cartas en el asunto o una vez más permitirán que Petroperú aumente su margen de ganancia para pagar el elefante blanco de la refinería de Talara o que la tarifa eléctrica continúe su marcha ascendente.