Esta medida se debe a la sospechas del Ministerio de Agricultura del Perú de un caso atípico de encefalopatía espongiforme bovina, comúnmente conocida como la enfermedad de las vacas locas, en el estado ganadero de Mato Grosso. Si bien Perú importa volúmenes pequeños y la carne vacuna no ingresó en la cadena alimenticia, la medida podría golpear la imagen del mayor exportador de carne bovina del mundo, que a finales de 2012 tuvo un caso similar que repercutió en sus envios.
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