La utilización extendida de la tecnología de cadenas de bloques de información (Blockchain), ha permitido el surgimiento del Bitcoin y otras criptomonedas privadas, con ventajas de menores costos, mayor rapidez, seguridad y trazabilidad en las transacciones, pagos, seguros, etc.
Ante el auge de esta tecnología, pierde sentido el rol de garante que ejerce el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) en el sistema de pagos, el cual podría ser ejercido por una minería de datos dotada de transparencia absoluta.
Para evitar perder el control de la cantidad de dinero, el BCRP tendrá que competir con las criptomonedas privadas, emitiendo moneda digital soberana. Los bancos centrales de Inglaterra y China -entre otros- ya se aprestan a lanzar su moneda digital soberana. En América Latina, Uruguay es el más adelantado.
Para ello, el BCRP debería formular un plan de transformación digital ejecutable en varias etapas, apuntando a la adopción de una moneda digital soberana.
En una primera etapa, podría incorporar la tecnología de cadena de bloques de información a su actual sistema de pagos interbancario y de medios de pago mayoristas. Una vez que esta infraestructura tecnológica esté caminando, se podría pasar a una etapa de ampliación del número de entidades participantes -tales como fintechs y grandes empresas- a través de la creación de monederos para cada uno de ellos.
En una tercera etapa se podría pasar a la universalización del sistema, previa fase preparatoria para asegurar el acceso a toda la población, asegurando tanto la dotación de la infraestructura de conexión a internet en todo el territorio del país, como la tenencia de dispositivos y la cultura de utilización del sistema en la población.
En la última etapa se tendría que lograr la eliminación del uso de dinero en efectivo, en cuanto conlleva altos costos que es imprescindible eliminar para ser competitivos. La introducción de ‘efectivo virtual’ permitiría evitar costos de traslado de monedas, así como la inversión y mantenimiento de cajeros (ATMs).
Las ganancias de eficiencia e inclusión financiera de este plan de transformación digital de la política monetaria del Perú están a la vista. Al devengar intereses en los monederos del público, el propio BCRP podría fortalecer el carácter anti cíclico de la política monetaria y su efectividad en el control de la inflación, sin necesidad de que el sistema financiero ejerza el rol de correa de transmisión. Incluso la informalidad podría reducirse drásticamente si las cuentas del público en el BCRP son identificadas.
Este escenario promisorio implica tener que impulsar en paralelo el desarrollo del mercado de capitales, para compensar la previsible menor bancarización e intermediación financiera. En consonancia, la banca desde ya tendrá que asumir el gran reto de acelerar su propio proceso de transformación digital y de creación de nuevos productos y servicios generadores de valor para las pequeñas, medianas y grandes empresas, así como para los consumidores.
Se trata de un reto enorme para todo el país y el BCRP tendrá que estar a la altura para afrontarlo con solvencia. Hoy más que nunca se requiere despolitizar su directorio e imprimir visión clara y liderazgo transformador en su conducción.