En las últimas dos entregas hemos analizado la productividad de los sectores agropecuario y comercio. En esta oportunidad analizamos la productividad del sector manufactura, que es más complejo por las grandes diferencias entre los subsectores que constituyen este sector. Para ello hemos dividido el sector en 9 subsectores para los que existen datos del INEI del PBI y número de trabajadores.
La productividad laboral del sector manufactura es superior a la de los sectores agricultura y comercio y al promedio de toda la economía (ver Tabla 1). Sin embargo, el incremento de la productividad laboral del sector manufactura entre el 2007 y el 2017 ha sido substancialmente menor (20.2 %) que el registrado en los sectores agricultura (55.5 %), comercio (49.8 %) y el promedio de toda la economía (44.6 %).
En el 2017, el número de trabajadores del sector manufactura (un millón ochocientos mil) fue inferior al número en el sector agricultura (cuatro millones) y comercio (tres millones) pero superior al número de trabajadores en otros sectores. El porcentaje de informalidad de acuerdo con el criterio de las Cuentas Nacionales en el sector manufactura fue inferior (35 %) al del sector agricultura (75.9 %), comercio (56.7 %) y al del promedio de toda la economía (47.4 %).
Al interior del sector manufactura la productividad laboral es bastante diversa. La industria de maderas y muebles es la de menor productividad laboral. Este subsector ha visto disminuir su productividad dramáticamente en los últimos años, llegando a ser inferior a la productividad del sector agrícola. Como consecuencia, la industria de madera y muebles es el subsector con mayor grado de informalidad (53.8 %).
Otro subsector con baja productividad laboral es el de la industria textil, calzado y cuero. La productividad de este subsector en el 2017 (1,136 soles constantes del 2007 al mes) fue inferior a la productividad del sector comercio (1,487 soles mensuales). El estancamiento de la productividad laboral de este subsector, sumado a los aumentos del salario mínimo y el dumping predatorio de los países asiáticos, ha motivado una disminución del número de trabajadores en este sector y un aumento del porcentaje de informalidad.
El problema con la baja productividad de los subsectores de muebles y textiles y calzado es que estos subsectores representan casi el 50 % del número de trabajadores del sector manufacturero. Cualquier solución al problema de la productividad del sector manufactura pasa por un tratamiento adecuado a los problemas de estos subsectores.
Los otros subsectores del sector manufactura tienen productividades laborales superiores a la productividad promedio de toda la economía. Como consecuencia estos subsectores registran menores niveles de informalidad. Entre estos subsectores destacan la industria química con una productividad laboral de 7,116 soles constantes del 2017 y las industrias metálicas básicas con 7,576 soles. Los niveles de informalidad de estos subsectores son de 13.7 % y 0 % respectivamente.
La productividad laboral de otras industrias manufactureras presenta estadísticas contradictorias como consecuencia de la agregación de pequeños subsectores con alta productividad, pero con niveles altos de informalidad. Esto explica el 18.2 % de disminución del número de trabajadores en este subsector entre el 2007 y el 2017.
¿Qué hacer para mejorar la productividad del sector manufactura? La diversidad de productividades para los diferentes subsectores presenta un reto para la definición de políticas de productividad. Un ejemplo es la fijación del salario mínimo. Si se utiliza la productividad promedio del sector manufactura total como criterio para fijar el salario mínimo se estaría condenando a la desaparición o a la informalidad a los sectores de madera, muebles, textiles y calzado.
Algunos analistas han recomendado la aplicación de salarios mínimos diferenciados de acuerdo con la productividad del sector o de la zona geográfica. Pensamos que esto seria un error ya que generaría distorsiones y corrupción. Más apropiado seria fijar el salario mínimo utilizando como referencia la productividad de los sectores menos productivos.
Sin embargo, la fijación del salario mínimo no es la única medida que debería considerarse para mejorar la productividad del sector manufactura. La imposición de medidas contra el dumping predatorio de los países asiáticos y la enérgica actuación de las aduanas para hacer efectivas esas medidas y combatir el contrabando son acciones que mejorarían la productividad de la industria textil, cuero y calzado y limitarían la caída del empleo en estos sectores que son los que más trabajo formal generan en el sector manufactura.
La situación del subsector de madera y muebles es crítica. La falta de una ley promotora del sector forestal ha paralizado este subsector que entre 2007 y 2017, causando una reducción en el número de trabajadores y el aumento de la informalidad. Consecuentemente, su productividad ha caído a niveles preocupantes, inclusive inferiores a la productividad del sector agrícola. La reciente eliminación de la exoneración del IGV en la amazonia va a contribuir a empeorar la situación de este subsector. Es una sinrazón que el Perú, con su enorme potencial forestal, tenga una industria de madera y muebles paralizada por la inacción del Gobierno.
El marco laboral y tributario de la ley de promoción del sector agropecuario se debería extender a los sectores de la industria textil, calzado y cuero y a la industria de madera y muebles para fomentar la creación de empleo formal en estos subsectores. Por otro lado, como alternativa a la fijación del salario mínimo se podría implantar un régimen tributario que establezca un crédito tributario a la generación de empleo formal en estos subsectores. Un ejemplo sería el modelo adoptado en Jamaica, por el cual las empresas reciben un crédito tributario que les disminuye la tasa del impuesto a la renta equivalente al pago de los seguros de salud y pensiones realizados por los empleados y empleadores. Este esquema es de fácil administración, ya que es un crédito tributario que se aplicaría al momento de la regularización del impuesto a la renta en el mes de abril, utilizando como referencia el monto pagado a EsSalud y a la ONP durante el año fiscal.