¡Llegó la hora de las Mypes Presidente Vizcarra!

Muchas Mypes peruanas están en peligro de extinción ante la competencia desleal de otras Mypes vinculadas a grandes cadenas de valor delictivas internacionales, amenaza que podría agravarse ante el advenimiento de una nueva crisis financiera internacional.

Perú cuenta con alrededor de 6 millones de Mypes, las cuales vienen atravesando por varios años una caída es sus ventas promedio. Evolución delicada considerando que de ellas dependen más de 8 millones de trabajadores que representan cerca de la mitad de la población ocupada del país.

Sin embargo, la productividad de las Mypes es muy baja. Sus ventas totales no pasan de una quinta parte del PBI global. En el caso de la micro empresa equivale apenas al 3% de la productividad promedio de las grandes empresas, mientras la pequeña empresa no alcanza siquiera a ser la mitad de ese promedio.

Tamaña heterogeneidad en las productividades por tamaño de empresa hace que la economía peruana sea una de las más concentradas del mundo. Una manera de combatir este problema es realizar un control previo de fusiones de empresas grandes, pero más efectivo sería promover la articulación de Mypes en clusters (conglomerados competitivos).

Con productividades tan bajas, es muy difícil que las micro empresas pueden desarrollarse, para transformarse en pequeñas, para de ahí tentar pasar a ser medianas y grandes empresas; una evolución que es más natural en economías desarrolladas, donde las micro empresas trabajan articuladas entre ellas y con las pequeñas y medianas empresas, con el soporte del Estado.

La mayoría de micro empresas en el Perú son en realidad actividades de refugio, que no han sido planificadas para ofrecer al mercado un valor diferencial. De ahí su carácter vegetativo y predominantemente informal, así como su precariedad para sobrevivir, reflejada en que más del 60% no tiene acceso siquiera a electricidad, más de la cuarta parte no tenga agua potable y menos del 5% tenga internet.

El gran freno de las Pymes es la rigidez laboral, la exagerada carga impositiva y las trabas burocráticas a las que están sujetas. Pero a largo plazo más pesa en su subdesarrollo el bajo nivel educativo y de conocimientos empresariales, lo que se traduce en una baja calidad, nivel de innovación y valor diferencial de los bienes y servicios ofrecidos.

Para la gran mayoría de Mypes, mantenerse informales es su válvula de escape, lo mismo que articularse a cadenas de valor delictivas en las que suelen participar grandes agentes. El contrabando, la subvaluación de bienes importados y la piratería son actividades delictivas que devienen en formas de competencia desleal. En ellas convergen grandes empresas y Mypes, con la colaboración de malos funcionarios públicos civiles y de uniforme.

El resto de Mypes que intentan crecer fuera de la actividad delictiva, son víctimas de esta competencia desleal organizada de manera criminal.

El contrabando ingresa mayormente por la frontera del sur y norte, eludiendo los controles aduaneros a vista y paciencia de todas las autoridades. La capacidad operativa y la coordinación interinstitucional entre el Ministerio Público, la SUNAT, la PNP y el INDECOPI para combatir este flagelo es muy débil y poco efectiva. Para muestra un botón, en Puno la presencia de la SUNAT virtualmente ha desaparecido desde que hace años la población dedicada al contrabando incendiara sus instalaciones.

Se necesita una política de Estado integral orientada a combatir la informalidad y la competencia desleal, que reduzca los costos para acceder a mano de obra calificada, financiamiento, tecnología, permisos, registros, certificaciones de calidad y, sobre todo, a conocimientos. Todo ello generando al mismo tiempo los incentivos suficientes para que las Mypes se formalicen.

Es tiempo de que el gobierno lidere una reforma integral dirigida a combatir esta situación con decisión y valentía, como la viene haciendo con la reforma judicial.

Una gran reforma del Estado, laboral y tributaria para formalizar, promover el desarrollo de las Mype y prevenir, investigar y reprimir el crimen y la corrupción subyacente a las actividades de competencia desleal. ¡Llegó la hora de las Mypes presidente Vizcarra!