Algo se pudre con los precios de los servicios públicos

¿Por qué los precios de los servicios públicos suben más que el precio de sus insumos?

 

Algo está podrido en Dinamarca (“Something is rotten in the state of Denmark”), escribió William Shakespeare en Hamlet. Y lo que está podrido huele mal, y el olor, como es sabido, se propaga, se extiende más allá del punto de donde se origina. Este es el caso de los precios de la electricidad, agua, gas y combustibles. Los organismos encargados de su regulación brillan por su ausencia o convalidan decisiones de empresas y/o organismos públicos que abiertamente van en contra de la racionalidad económica. Y, como en el Hamlet, el olor de esta podredumbre se extiende a toda la economía del país, a través del sistema de precios relativos, generando serias trabas al crecimiento de la economía.

En el Gráfico 1 se presentan las evoluciones mensuales de los índices de precios de los principales servicios públicos (Electricidad, Agua, Combustibles y Gas) para el periodo enero 2012 – febrero 2020. Para facilitar su comparación se han fijado los índices a una base común 2012 = 100 y se comparan con la evolución del Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPC Total).

Observamos que, a partir de la caída del precio internacional de petróleo a fines de 2014, se ha generado una seria distorsión de los precios relativos de los servicios públicos. Mientras que los precios de la electricidad y el agua han subido muy por encima del IPC, los precios de los combustibles y gas lo han hecho en sentido contrario.

El problema de esta seria distorsión es que, en ambos casos, la evolución de los precios no guarda relación con la evolución de los precios de los insumos utilizados en la generación de estos servicios. Veamos primero el caso de los precios de la electricidad. En el Perú los precios de la electricidad se establecen utilizando la metodología del costo marginal, según la cual las generadoras que tienen el menor costo marginal son las que despachan primero y por lo tanto contribuyen a mantener el precio de la electricidad a niveles competitivos. En el Perú las hidroeléctricas deberían despacha primero por tener los menores costos marginales

En el Gráfico 2 se presentan las evoluciones de los índices de precios de electricidad (electricidad residencial) y de los precios del petróleo (precio petróleo WTI) y del gas (Gas Natural Henry Hub). En el Perú, la generación se realiza con hidroeléctricas, generadoras a gas, generadoras a diésel y en menor cuantía generadoras de energías renovables (paneles solares y generadoras eólicas). El costo marginal es proporcional al costo variable de los insumos utilizados en la generación. Se esperaría por lo tanto que cuando los costos de los insumos (gas y petróleo) bajen, los precios de la electricidad bajen. Pero observamos que esto no ha sucedido a partir del 2015.

¿Por qué no ha sucedido esto? Debido a un cambio de la legislación que permitió declarar el precio del gas como un costo fijo y así garantizar el despacho de las generadoras de gas que inclusive comenzaron a desplazar a las hidroeléctricas. Este comportamiento, sumado a la moratoria para la construcción de hidroeléctricas, viene causando un cambio en la matriz energética del Perú, reduciendo la participación de las hidroeléctricas en favor de la generación a gas. Actualmente el gobierno viene estudiando ajustes al modelo de costo marginal para revertir esta situación. Mientras tanto las tarifas de electricidad continúan aumentando a pesar de registrarse una caída significativa en los precios del gas en el último año. El diferencial entre los precios de las tarifas de electricidad y los precios del gas natural es una ganancia directa de las empresas generadoras a gas. Este sobre costo viene siendo pagado por el ciudadano de a pie, como se hizo durante años pasados, cuando intentó cubrir el costo del gaseoducto del sur sumándolo a la tarifa eléctrica.

El caso de los precios de los combustibles es peor. En el Gráfico 3 se presenta la evolución de los índices de precios de los combustibles (gasolinas, diésel, etc.) y de la cotización internacional del precio de petróleo WTI. Observamos que hasta mediados del 2014 tenían movimientos similares. Sin embargo, a partir de la caída significativa de los precios internacionales del petróleo, los precios de los combustibles en el Perú no se han reducido en la misma proporción. De hecho, se ha generado una brecha de 35% del precio al consumidor final. La principal razón ha sido la necesidad de financiar el elefante blanco de Petroperú llamado refinería de Talara. Petroperú ha fijado un precio para sus combustibles muy por encima de sus costos. Y al hacerlo no solo ha aumentado su margen de ganancia, sino que le está generando un margen de ganancias significativo no merecido a REPSOL principal productor del sector privado.

Para tener una idea aproximada de lo que significa el margen adicional de 35% entre los precios de los combustibles y de los insumos, utilizamos como referencia los datos de OSINERGMIN sobre el consumo diario de galones de combustible, aproximadamente 7 millones de galones por día. Esto significa que al costo promedio de 8 soles por galón de combustible (promedio de todos los tipos de gasolinas y diésel), el lucro adicional es equivalente a 20% de 7 millones por 365 veces el precio por galón de 8 soles = 4,000 millones de soles por año. Se ha asumido 20% y no 35% para tomar en cuenta la variación del tipo de cambio, otros costos, aporte al fondo de estabilización y el cambio del impuesto selectivo. Este es aproximadamente el costo que el consumidor peruano está pagando para financiar el exorbitante precio de refinería de Talara y de paso dando la oportunidad de que REPSOL obtenga una ganancia no merecida

Estamos ante un caso de una convalidación de una política errada del gobierno por parte del ente regulador. La ineptitud flagrante del gobierno y la ineficacia del ente regulador viene siendo pagada por toda la ciudadanía.