“De Diógenes compré un día la linterna a un mercader; distan la suya y la mía cuanto hay de ser a no ser. Blanca la mía parece; la suya parece negra; la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra. Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira”. Esta frase viene de unos versos del poeta español Ramón de Campoamor incluidos en su poema de 1846 “Las dos linternas”.
En recientes declaraciones y artículos periodísticos el ministro Francke ha anunciado, con bombos y platillos, que la inversión se viene recuperando a pasos agigantados y que su nivel ya está por encima de los niveles previos a la pandemia. Si hacemos un “fact checking” vemos que el ministro, en el mejor de los casos, está diciendo medias verdades.
El ministro se ha referido a los niveles absolutos de la inversión, cuando el indicador correcto a utilizar en este caso es el la inversión como porcentaje del PBI. No utilizar el correcto indicador puede llevar al engaño. La inversión y el PBI tienen un crecimiento vegetativo asociado al crecimiento de la población y a otras variables como el crecimiento de la fuerza laboral y la depreciación natural de los equipos. Por estos motivos el indicador correcto a utilizar es el ratio inversión/PBI (ver Gráfico 1).
Lo que nos dice este gráfico es totalmente diferente a lo que nos dice el ministro. Lamentablemente, las estadísticas de la inversión son estimadas por dos entidades: El BCRP y el INEI. A pesar de que el organismo oficial de estimar las cuentas nacionales es el INEI, el banco central estima sus propias estadísticas para los componentes del PBI por el lado del gasto. El estimado del PBI total es igual para el BCRP y el INEI. Como consecuencia el ratio Inversión/PBI difiere entre estas dos instituciones. En el Gráfico 1 observamos que las estimaciones del BCRP son más optimistas que las del INEI. Mientras que el BCRP registra un ratio inversión/PBI de 21.3% en el III-T de 2021, el INEI registra un ratio de apenas 16.0%.
Sin embargo, en ambos casos es claro que los niveles de inversión en 2021 están muy por debajo de los niveles registrados en el 2013. Querer presentar como un gran logro la recuperación de la inversión por encima de los niveles de 2019, como la hace el ministro Francke, es querer sorprender a los incautos. Y lo que se viene es peor aún, si se tiene en cuenta que las proyección del BCRP para la inversión en el 2022 apunta a un crecimiento nulo de la inversión y por tanto el ratio inversión/PBI está condenado a ser menor en los próximos años. Si utilizamos los datos del INEI, la situación es más grave aún, porque los ratios estimados por el INEI son los más bajos de las últimas dos décadas. En este caso, el ministro Francke en lugar de celebrar debería preocuparse por la falta de inversión que es la generadora de nuevos puestos de trabajo.
Otro indicador que también ha sido motivo de interpretaciones opuestas por nuestras autoridades es la balanza en cuenta corriente, es decir el saldo entre las exportaciones e importaciones de bienes y servicios. Como en el caso de las inversiones, tanto el BCRP como el INEI registran cifras diferentes de la balanza en cuenta corriente, especialmente de la balanza en cuenta corriente en soles constantes del 2007 (ver Gráfico 2).
Observamos que, para el III-T de 2021, mientras el BCRP registra un superávit de la Balanza en Cuenta Corriente de 2,336 millones constantes del 2007, el INEI estima un déficit de 19,146 millones. Es claro que con esta enorme diferencia entre los estimados del BCRP y el INEI, nuestras autoridades pueden pasar de un optimismo desbordante a una preocupación genuina, todo va a depender del color del cristal con el que se mire.
El origen de todos estas diferencias reside en las distorsiones de los precios relativos causados por la bonanza de los precios de los minerales, la inflación externa y la devaluación de nuestra moneda. Las metodologías para la medición de los precios utilizadas por el BCRP y el INEI difieren y traen como consecuencia que el estimado de los componentes del PBI de las cuentas nacionales sean diferentes para ambas instituciones. Otro ejemplo de estas discrepancias es la medición de la inflación de los precios al consumidor. El BCRP utiliza el indicador de la inflación de Lima Metropolitana, mientras que el INEI utiliza la inflación a nivel nacional.
La ley establece que la institución responsable por la elaboración de las cuentas nacionales y la medición de la inflación le corresponde al INEI. Es urgente que las dos instituciones establezcan coordinaciones para evitar la divergencia observada en las estadísticas publicadas por ambas. De otra manera corremos el riesgo de tomar decisiones incorrectas, tanto a nivel de las autoridades, como a nivel del sector privado. Las autoridades del BCRP y el INEI tienen la palabra.