Hacia fines de 2019 el gobierno de turno anunció que todo estaba listo para iniciar el proceso de concesión del Parque Industrial de Ancón, ya que se contaba con un plan maestro y se había preparado la documentación para promoverlo a través del mecanismo de proyectos en activo por un valor de US$ 650 millones. Luego vino la pandemia y todo quedó encarpetado.
El nuevo gobierno decidió relanzar el proceso de concesión en enero con un calendario que proponía sacar la buena pro este mes. Todo marchaba sobre ruedas, incluso Proinversión calculó en casi una quincena el número de postores, pero olvidaron algo trascendental: el valor de la concesión se elevó a US$ 762 millones. Con las actuales condiciones del mercado financiero, la incertidumbre sobre la recuperación de la inversión y los apenas 16 años de vigencia del contrato, el proyecto resulta hoy un negocio inviable. Una pena.