El presidente Pedro Castillo fue vacado por el Congreso por 101 votos, con 6 en contra y 10 abstenciones, de 130 congresistas. Fue sucedido por su vicepresidenta Dina Boluarte.
Hace una semana se discutía sobre las intenciones del gobierno de cerrar el Congreso y la del Congreso de vacar al presidente. Había al parecer una competencia de quien cierra primero o vaca primero. Pero el Congreso no tenía los 87 votos necesarios para vacarlo. El presidente decidió cerrar el Congreso el miércoles 7, pero esto precipito su vacancia. ¿Qué fue lo que paso?
El martes 6 salieron nuevas declaraciones de exfuncionarios de gobierno e incluso de algunos allegados a Castillo que lo acusaban de actos de corrupción. Eran acusaciones cada vez más serias, que se añadían a las investigaciones que la Fiscalía de la Nación había emprendido ya contra el presidente. Y el Congreso había planificado votar el miércoles 7, por tercera vez, la vacancia del presidente. En las dos anteriores no se alcanzo los votos necesarios para defenestrarlo del poder.
Ante acusaciones cada vez más serias y aparentemente con pruebas bastante ciertas de la corrupción del entorno presidencial, de su familia, y la de Castillo mismo, parecía que quizás esta vez el Congreso iba a poder reunir los 87 votos necesarios para vacarlo. Según un artículo de la Constitución peruana un presidente puede ser vacado por una mayoría de 2/3 de miembros del Congreso por “incapacidad moral”. De 130 en un Congreso unicameral, 87 es los 2/3 requeridos.
Ese temor de Castillo de ser vacado precipito el golpe de estado que dio, cerrando el Congreso y llamando a nuevas elecciones para un nuevo cuerpo legislativo. Él pensó que podría tener apoyo de la población pues el Congreso peruano es una institución muy desprestigiada, pues muchos de sus miembros tienen un nivel mediocre en lo político, han estado involucrado varios de sus miembros a escándalos de corrupción y otras tropelías, y un buen número han desertado de sus partidos iniciales con los que fueron elegidos, formando grupo aparte.
Pero Castillo no recibió apoyo prácticamente de nadie para la medida que tomo. Ni de sus propios ministros, varios de los cuales renunciaron inmediatamente y denunciaron el golpe de estado que dio. Las Fuerzas Armadas tampoco lo apoyaron. Ante esto huyo de Palacio de Gobierno con su familia buscando asilo político en la Embajada de México, pero esto no le fue posible hacer y fue capturado por la policía.
Castillo ha sido vacado y está preso acusado de dar un golpe de estado, algo que puede llevarlo a prisión, aparte del juicio por los actos de corrupción que se iniciaran en su contra ahora que ya no es presidente.
Dina Boluarte le sucedió, pero hay voces en el Congreso y en la opinión publica que dice que su gobierno debe ser un gobierno de transición, quizás de un año, y llamar a elecciones generales para elegir a un nuevo presidente y un nuevo Congreso. La situación de Boluarte es débil pues no tiene el apoyo de un partido. En enero de este año fue expulsada del partido de Castillo por discrepancias. Pero además el partido de Castillo, Peru Libre, se ha dividido en tres grupos así que Boluarte puede ser fácilmente vacada sino encuentra apoyo de las demás fuerzas políticas en el Congreso.
Los partidos políticos en el Congreso están bastante desprestigiados por eso parte importante de la opinión pública pide adelanto de elecciones. En circunstancias normales Boluarte debería completar el mando de Castillo, hasta julio de 2026, pero es muy probable que no llegue a completar su término.
En todo caso se espera que nombre su gabinete Ministerial y ver si logra el apoyo de las fuerzas políticas. Se espera nombre a personas capaces y evitar tener un gobierno corrupto e incapaz como de Castillo, pero el panorama no es muy alentador.