El tercer trimestre de 2023 marcó un punto de inflexión para la economía colombiana, evidenciando una contracción del 0,3% en su producto bruto interno (PBI). Este descenso, que se produce después de un modesto avance del 0,3% en el segundo trimestre de 2023, representa la primera contracción desde el cuarto trimestre de 2020. Este resultado se sitúa significativamente por debajo de las expectativas del mercado, que anticipaban una expansión del 0,5%. Este cambio de tendencia refleja varios factores subyacentes que afectan tanto a la demanda interna como a la actividad económica en general.
La contracción del PBI colombiano se debe en gran parte a la desaceleración del consumo de los hogares, que pasó del 0,7% en el segundo trimestre a solo el 0,4% en el tercer trimestre. El gasto público también disminuyó, de un 2,5% a un 1,9%. Además, la formación bruta de capital fijo experimentó una contracción más pronunciada, cayendo un 33,5% en comparación con el 24% del trimestre anterior. En contraste, la demanda externa mostró una dinámica más positiva, con un aumento en las exportaciones del 4,2% (frente al 2,4% del trimestre anterior), mientras que las importaciones experimentaron una caída significativa, del 21,5% frente al 14,5% del trimestre anterior.
En el ámbito sectorial, la contracción fue liderada por descensos en manufacturas (-6,2%), construcción (-8%), ventas mayoristas y minoristas (-3,5%) y comunicaciones (-1,2%). Sin embargo, algunos sectores mostraron un crecimiento positivo, como finanzas y seguros (1,6%), actividades artísticas (4,9%), minería (3,5%) y el sector inmobiliario (1,8%). A nivel trimestral desestacionalizado, la economía mostró una expansión del 0,2%, lo que sugiere una cierta resiliencia subyacente. El banco central de Colombia mantiene un pronóstico de crecimiento del PIB del 1% para el conjunto de 2023.
La reciente contracción del PIB en Colombia plantea preocupaciones significativas sobre la salud económica del país. La desaceleración del consumo y la inversión refleja una confianza menguante tanto de los consumidores como de los inversores, lo que podría tener implicaciones a largo plazo para la recuperación económica. La dependencia del crecimiento en sectores específicos, como minería y finanzas, mientras sectores clave como manufactura y construcción se contraen, sugiere desafíos estructurales que necesitan ser abordados. La proyección de crecimiento del 1% por parte del banco central indica cierto optimismo, pero también subraya la necesidad de políticas económicas enfocadas en estimular la demanda interna y fortalecer los sectores en declive para asegurar una recuperación sostenible y equilibrada.