Los futuros del crudo WTI decidieron tomar un respiro por debajo de la marca de los $83, casi como si pensaran que siete semanas de constante avance son más que suficientes. Y ¿por qué no? Considerando que la querida caja de rompecabezas económicos del mundo, China, decidió añadir un toque de incertidumbre a la ensalada geopolítica, solo para mantenernos alerta. No olvidemos al dólar, como un campeón de levantamiento de pesas, asegurándose de que cada barril sienta la presión.
Por supuesto, es un gran espectáculo, con los inversores al borde de sus asientos, esperando ansiosos el próximo movimiento de China. ¿Serán su producción industrial, ventas minoristas y datos de empleo tan emocionantes como una película de verano, o nos dejarán anhelando más? Mientras tanto, al otro lado del océano, entra en escena el informe de inflación del productor de EE. UU., sorprendiendo a todos como un mago sacando un conejo de un sombrero. ¿el truco? La apuesta está en que la Reserva Federal mantendrá esas tasas de interés bajo control por más tiempo, dándole al dólar una razón para dar una vuelta de victoria mientras aprieta un poco a las materias primas.
Pero no olvidemos a las verdaderas estrellas de este espectáculo: Arabia Saudita y Rusia, el dúo de ensueño de la OPEP+, quienes decidieron que el suministro estaba un poco sobrevalorado. Sacaron sus espadas de recorte de suministro y voilà, los precios del petróleo se dispararon. La Agencia Internacional de Energía, siempre el “sabio” oráculo, predice que estos recortes de suministro erosionarán las existencias de petróleo a lo largo del año. Y solo para agregar un poco más de drama a la escena, lanzan una demanda récord de crudo a nivel global, como un giro en la trama que no vimos venir, ¡nada menos que impresionantes 103 millones de barriles al día! ¿Quién diría que la geopolítica y el petróleo podrían ser entretenimiento?
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