Alimentación, agro y pandemia

No cabe duda que uno de los sectores clave de la emergencia sanitaria que vive el país es el sistema alimentario. Cada día se ve con más claridad que uno de los sustentos del sistema de salud pública es el que produce los alimentos que consumimos día a día.

Pero revisemos brevemente los componentes del sistema alimentario nacional que son críticos para garantizar un abasto constante y variado. Son seis subsistemas, productores, acopio y logística, procesamiento, comercio, consumo y gestión de residuos. Veamos los puntos más álgidos de la crisis del sistema alimentario, agudizada por la pandemia:

1.- Los productores, agricultores, ganaderos, artesanos alimentarios rurales (pequeñas fábricas de lácteos, cárnicos, panes, etc) recolectores y también los pescadores. Todos ellos tienen dificultades para contactar con compradores, transporte y servicios logísticos para llegar a los centros de consumo. Esto lleva a caída de ventas y menores precios por sus productos.

2.- La proximidad a la siembra y las cosechas introduce otro serio problema pues los alimentos en su mayoría son perecibles, esto es su calidad se deteriora con el paso de los días. Peor aún, se requieren recursos para contratar servicios y comprar insumos para realizar las labores culturales decisivas para los buenos resultados del cultivo.

3.- Asimismo,  ya es notorio durante los días de aislamiento social, que los mercados mayoristas y minoristas, son lugares donde se concentra mucho público, comerciantes que van a surtirse y de los hogares en busca de precios cómodos. No obstante la presencia de bodegas en los barrios, que venden abarrotes y frescos, los consumidores prefieren los mercados.

4.- Como ya se ha tratado el tema de la comercialización agroalimentaria en nuestro blog Haciendo Futuros, la desconexión entre la producción y la demanda es clamorosa, lo cual se agudiza debido a la carencia de plataformas informáticas que enlacen valles productores y centros de acopio en zonas de producción con los mercados de las ciudades.

5.- Esta renovación de la distribución de alimentos, enlazando los mercados mayoristas de la capital –GMML, Huamantanga, Unicachis, Jicamarca, Ciudad de Dios y Conzac- con los  grandes mercados minoristas, requiere una nueva forma de ver la alimentación, como aliada de la salud y el desarrollo productivo. Una red que equilibre eficiencia, equidad y sostenibilidad.

6.- Este sería un proyecto multisectorial que parta de definir al ente rector del sistema alimentario nacional, que coordinará con los tres niveles de gobierno, estableciendo las bases de datos de productores, procesadores, comercio y consumo a nivel nacional; y planificando las actividades y equipos para renovar la infraestructura desde el acopio hasta los residuos.

7.- Un país con la diversidad de especies, variabilidad dentro de ellas y tantos ecosistemas, con cocinas regionales de riqueza extraordinaria, una gastronomía con gran agenda pendiente y un turismo a ser apoyado sin demora, necesita convertir esas potencialidades en empleo, prosperidad en regiones y  actividades productivas basadas en la investigación e innovación.

8.- Impresiona que el campo, que produce la mayor parte de los alimentos, haya ingresado al nuevo siglo con tanta pobreza y marginación. Y casi a un mes de la emergencia las débiles economías campesinas están sufriendo graves daños. Por tanto, son urgentes las medidas de subsidio y créditos blandos para garantizar el abasto de alimentos.

9.- El subsidio podría ser: a) para los productores más pobres, aislados y perjudicados por la caída de la demanda y precios; b) para los que están en cosecha o entrando a cosecha, como los paperos, que podrían incurrir en serias pérdidas; y, c) para quienes sembrarán para continuar el abasto; d) para quienes no podrán sembrar por la menor demanda.

10.- Finalmente, se tendría que organizar un comando de apoyo al campo que se encargue de los planes de trabajo a implantar, conseguir los datos y acordar con los sectores y niveles de gobierno las decisiones correspondientes. El país tiene una antigua deuda con la agricultura familiar y la mediana agricultura que abastece las mesas nacionales. Es hora de la acción.