Los países donde la electricidad es más cara a menudo enfrentan altos costos debido a factores como impuestos y tarifas gubernamentales, costos de infraestructura y producción, y dependencia de fuentes de energía no renovables o importadas. Por ejemplo, Alemania y Dinamarca tienen altos impuestos y tarifas relacionadas con la energía, mientras que Italia y España dependen en gran medida de la importación de energía. Por otro lado, los países con electricidad más barata suelen tener acceso a fuentes de energía asequibles y abundantes, como la energía hidroeléctrica, y menos impuestos, tarifas gubernamentales o amplios subsidios. Por ejemplo, Paraguay y Etiopía generan gran parte de su electricidad a través de la energía hidroeléctrica, y Venezuela cuenta con fuertes subsidios gubernamentales.
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