El 6 de marzo del 2020, se presentó el primer caso del Coronavirus Covid -19 en nuestro país. El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara pandemia a nivel mundial el Covid-19. Y el día el 15 de marzo el presidente Vizcarra decreta el estado de emergencia nacional mediante un Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM y Decreto de Urgencia Nº 026-2020 el aislamiento social obligatorio.
Siendo las 10:00 am. del 14 de abril (38 días de haberse detectado al paciente cero) tenemos 9.784 casos y 216 muertos. La Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE.UU.) elaboró el Mapa del coronavirus: propagación global y refiere que se tiene un total de casos confirmados a nivel mundial de 1.941.191 y el número total de muertes ascienden a 121.701. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha pronosticado «un shock de proporciones históricas», según recoge la agencia AFP.
En América Latina tenemos que el mayor número de fallecidos está en Brasil (1,355), Ecuador (355), México (332) y Perú (216); un ranking penoso, ocupando el cuarto lugar de estas estadísticas nefastas. La efectividad de la gestión sanitaria es que tengamos la menor cantidad de muertes, frente al nivel de contagiados. Aquí Chile nos lleva una gran ventaja, tienen 82 fallecidos y el número de contagiados es de 7,525. Ahora hemos superado al país del sur (hace dos días teníamos menos) en dicha data ascendiendo a 9.784 y más muertos. La pregunta surge ¿qué país está utilizando mejor sus recursos para tener un mejor nivel de efectividad de la salud pública y evitar un gran número de muertos?. La respuesta, hasta este momento, es obvia.
Como bien se sabe, esta enfermedad tuvo su origen en la ciudad Wuhan (China) el primer caso fue detectado el 1 de diciembre del 2019 y rápidamente se extendió a Europa, en especial a Italia y España, países con mucho vínculo comercial y de turismo con los peruanos. Se sabía que esta epidemia, luego pandemia, iba a llegar a nuestro país más temprano que tarde. Al llegar el Covid-19, el gobierno actuó de manera tardía al no cerrar el aeropuerto, impidiendo el ingreso de los vuelos que venían de los países que ya tenían la epidemia, ni bien se tenía ubicado al paciente cero. Tampoco se hicieron análisis efectivos para detectar a los contagiados que ingresaban a nuestro país, ni el seguimiento respectivo. ¡Nunca estuvimos preparados!, se subestimó la pandemia y las pruebas rápidas debían haberse adquirido rápidamente antes que se halle al paciente cero, no se hizo. Y por eso el gobierno de Vizcarra comenzó a reaccionar tardíamente y las muertes que se tienen hoy, y lamentable las que vendrán, es producto de esa ineficiencia y decidía. Dice un adagio popular: «guerra avisada no mata gente» y aquí nos avisaron de esta guerra y no se hizo lo básico para que en los primeros vuelos internacionales llegados a nuestro aeropuerto, reitero en especial de esos países, buscar poner en cuarentena a ese pequeño grupo de personas que venían con el virus de forma asintomática, en lugar de generar esta cuarentena a posteriori. Estas muertes se pudieron evitar y la posible depresión de nuestra economía. Allí tiene responsabilidad el gobierno, y ahora el precio que estamos pagando es alto, y será más alto aún.
Lo que debo reconocer a este gobierno es que no negó ni minimizó la crisis (como lo hicieron en Brasil, EEUIU, México, etc.) y actuó extemporánea, pero lo hizo. Las muertes que tenemos, y que vendrán, es por culpa del actual gobierno que no previo el poner en cuarentena a todos los visitantes que vivieron simultáneamente con el paciente cero, y la falla en el diagnóstico de las pruebas rápidas, y esa acción efectiva hubiera sido millones de veces menos costosa para el impacto social y económico de hoy.
Actualmente varios empleos se van a perder, la ruptura de la cadena de pago será un hecho, personas que no podrán velar a sus familiares dignamente y nuestros niños perdiendo horas de clases fundamentales para su educación. Lo único que queda es el aislamiento social irrestricto y esperar que la curva de infección baje lo más rápido posible, sumado a un cambio de los hábitos de limpieza. Eso sí está en nuestras manos, y por favor evitar mandar información no oficial por redes sociales, porque desinforman creando confusión y zozobra. Ceñirse a la información oficial, el futuro depende de nosotros.
