La economía se enfría y no se observan señales que auguren un mejor resultado para los meses venideros. En mayo la actividad económica nacional creció 2,3% con lo que acumuló un rendimiento anual de 6,9%, esto supone el tercer retroceso del indicador anualizado. Desde que se arrancó el año con una tasa de 13,4%, los últimos meses han sido muy malos para el “momentum” o velocidad de crecimiento, puesto que se han perdido 6,5 puntos porcentuales de crecimiento; este es un hecho tan grave que se estuvo a casi tiro de piedra de igualar la pérdida de velocidad ocurrida en igual período de 2020 (7,6 puntos porcentuales, en lo peor de la pandemia).
De las ocho grandes actividades productivas, sólo agropecuario creció en mayo por encima de su tendencia anual (7,4%) tal como ya lo habíamos anticipado el último martes, el resto o lo hizo en menor magnitud (manufactura, electricidad, construcción, comercio y servicios) o decreció (pesca y minería e hidrocarburos). Dentro de lo poco positivo, se puede destacar que dos componentes de la actividad de servicios, los sectores de restaurantes y hoteles y de transporte y operaciones logísticas, mantuvieron crecimientos mensuales de dos dígitos, aunque la magnitud de estos no alcanzó para evitar la desaceleración respecto a su tendencia anual.