Destrabando el Mercado Alternativo de Valores (MAV)

En el 2012 la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) creó el Mercado Alternativo de Valores (MAV), con base en la experiencia regulatoria e institucional de otros países. El MAV es un régimen especial que establece requisitos, obligaciones y requerimientos de información más flexibles que aquellos que resultan exigibles en el régimen general, en el que se oferten primaria y secundariamente valores mobiliarios para las empresas cuyos ingresos anuales promedio por venta de bienes o prestación de servicios en los últimos cinco (5) ejercicios económicos anuales, no excedan los S/ 350 millones, según la información financiera anual disponible o la declaración anual de impuestos.

Sin embargo, hasta la fecha en el portal web de la SMV sólo se registra a 12 medianas empresas utilizando dicho mecanismo. La mayor parte de los análisis realizados hasta el momento coinciden en señalar que los costos de transacción (costos de emisión, principalmente) son la principal causa del bajo uso el MAV. Asimismo, se considera que las medianas empresas no utilizan el MAV por elevado desconocimiento, porque tomarían sus decisiones bajo racionalidad limitada utilizando información imperfecta e incompleta.

Los esfuerzos que se vienen impulsando hasta hoy en día son (i) incorporar a empresas de mayores ventas en el pasado, pero de bajas ventas en el periodo reciente; (ii) incorporar a empresas que anteriormente hubieran sido listadas en un mercado organizado bajo el régimen general; (iii) presentar voluntariamente los informes de clasificación de riesgo respecto a los valores representativos de deuda que pretendan inscribir, salvo que el mercado lo demande;  (iv) cumplimiento parcial del “Código de Buen Gobierno Corporativo para las Sociedades Peruanas”; (v) flexibilidad en el plazo para presentación información financiera (trimestral o semestral); y (vi) acceso de los inversionistas institucionales al MAV a una tarifa preferencial sobre la tasa de contribución a la SMV.

Sin embargo, todos esos esfuerzos que persigue la SMV para hacer más atractivo el MAV para las medianas empresas soslaya el hecho de que dichas empresas tienen dos características particulares que explicarían por qué ellas no muestran interés por el MAV: (i) son empresas familiares, en su mayoría, y (ii) son empresas que no aspiran a ser empresas públicas (divulgación de sus operaciones al mercado). El gobierno familiar de las empresas no casi siempre profesionalizado impediría identificar y explotar técnicamente las mayores ventajas del MAV; y la negativa a divulgar información de operaciones revelaría la baja sostenibilidad de las ventajas competitivas de las empresas y también pudiera estar escondiendo ineficiencias que no están dispuestas a confrontarse en un benchmarking con sus competidores y ser sometidas sus políticas y gestión empresarial al escrutinio de los agentes del mercado.

En nuestra opinión, el destrabe del MAV no se dará con reducir o subsidiar los costos de emisión y/o flexibilizar los requisitos, sino que las medianas empresas tendrían que optar por un estilo de gestión altamente profesional, renunciando a seguir llevando un estilo de gestión marcadamente familiar, y también a transparentar su gestión como muestra de su sostenibilidad de largo plazo.

A la larga, los beneficios por realizar dichos cambios serán superiores al costo de mantener la gestión de sesgo familiar. Para que veamos al MAV siendo utilizado por muchas empresas habría que esperar que las mismas cambien su “chip” o se desarrollen naturalmente por las fuerzas del mercado. En países donde la mediana empresa tiene un desarrollo importante, el MAV es más utilizado, lo que explica que en España el MAV tiene más de 2900 empresas frente a las 24 empresas que han hecho uso similar en Chile y también en Colombia.

 

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