El gobierno de EEUU registró un déficit presupuestario de US$ 240 mil millones en mayo de 2023, lo que representa un aumento significativo en comparación con el déficit de US$ 66 mil millones del mismo período del año anterior. Sin embargo, esta cifra se encuentra por debajo de las expectativas del mercado, que estimaban una brecha de US$ 236 mil millones. Este incremento en el déficit se debe principalmente a una disminución de los ingresos y a un aumento en el gasto del programa de salud Medicare.
Los ingresos totales experimentaron una caída del 21%, alcanzando los US$ 307 mil millones. Esta disminución se debió principalmente a la reducción de los impuestos sobre la renta de las personas físicas, así como a los pagos más altos realizados en las declaraciones de impuestos, lo que tuvo un impacto negativo en los ingresos generados. Por otro lado, los desembolsos aumentaron en un 20%, llegando a los $ 548 mil millones. Este incremento en los gastos se debe principalmente al programa de salud Medicare, administrado por el gobierno, que experimentó un aumento significativo en su presupuesto, triplicando su gasto anterior.
Si consideramos los primeros ocho meses del año fiscal, el déficit presupuestario acumulado alcanzó la cifra de US$ 1,165 billones, en comparación con el déficit de US$ 426 mil millones del año anterior. Esto revela una preocupante tendencia de aumento en el déficit a largo plazo, lo que podría tener implicaciones significativas para la economía del país. El crecimiento continuo del déficit presupuestario plantea desafíos importantes para el gobierno y sus políticas fiscales, ya que afecta la estabilidad económica y la capacidad de financiar programas gubernamentales esenciales.
La brecha presupuestaria se ha visto agravada por el incremento en el gasto del programa Medicare, el cual atiende a las necesidades de atención médica de la población mayor de edad. Si bien este aumento puede ser atribuido a la creciente demanda y los costos de atención médica en general, es necesario implementar medidas efectivas para controlar los gastos y garantizar una gestión financiera más sólida. Además, la caída de los ingresos fiscales también plantea la necesidad de revisar las políticas impositivas y encontrar soluciones para aumentar los ingresos gubernamentales sin perjudicar la economía en su conjunto.