La presión fiscal es una medida del nivel de ingresos que los gobiernos recaudan a través de impuestos y otros ingresos fiscales. La presión fiscal alta puede permitir que los gobiernos proporcionen servicios públicos y programas sociales a sus ciudadanos, pero también puede desincentivar la inversión y el crecimiento económico. Por otro lado, una baja presión fiscal puede fomentar la inversión y el crecimiento económico, pero puede limitar la capacidad del gobierno para financiar programas sociales y otros servicios públicos. Por lo tanto, los gobiernos necesitan encontrar un equilibrio adecuado entre la recaudación de impuestos y la promoción del crecimiento económico para lograr un desarrollo sostenible. El conocimiento de la presión fiscal en diferentes países puede ayudar a los gobiernos a evaluar su posición fiscal y tomar decisiones informadas sobre la política fiscal.
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