El indulto humanitario concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski al ex presidente Alberto Fujimori ha generado un terremoto político que tendrá trascendencia no sólo en el panorama de la política peruana, sino también en la esfera económica. El otorgamiento del indulto, ceñido estrictamente a lo que establece nuestra Constitución, ha desatado una ola de renuncias de ministros, congresistas, asesores y funcionarios de rango menor. El común denominador es que los renunciantes forman parte del ala “progre” del partido de PPK y sus aliados.
Así mismo, el indulto ha generado marchas y protestas en las principales ciudades del país. Estas marchas han sido organizadas mayormente por organizaciones y partidos de izquierda, agrupados en los movimientos “antifujimoristas”. Como era de esperarse, estos grupos de izquierda han recurrido a instancias internacionales, dominados por funcionarios afines a su ideología, para cuestionar la legalidad de la medida.
Los comentarios a favor y en contra en los medios en general no se ha hecho de esperar. Las interpretaciones sobre las causas del otorgamiento del indulto abundan. La mayoría de estas interpretaciones aducen, como en el caso del llamado “autogolpe” de 1992, que las motivaciones del otorgamiento del indulto han sido intereses personales del presidente. En esta entrega intentamos dar una interpretación económica de lo acontecido y sus implicancias para el crecimiento de la economía en el corto y mediano plazo.
Las contradicciones de los partidos de izquierda, unos (Frente Amplio) apoyando la vacancia de PPK y otros (Nuevo Perú y sectores “progres”) defendiendo su permanencia, para luego al unísono pedir la renuncia de PPK a raíz del otorgamiento del indulto, revelan que el fin último de los sectores de izquierda es traerse abajo la constitución de 1993 y el modelo económico liberal consagrado en dicha constitución. Es decir, no es la vacancia de PPK, ni el indulto de Fujimori lo que los motiva. El verdadero motivo es librarse del modelo neoliberal. Así lo han manifestado Marco Arana, Verónika Mendoza y el congresista Dammert.
La constitución de 1993 acabó con el modelo económico socializante impuesto por el gobierno militar de Velasco y consagrado en la constitución de 1979. El modelo socialista nos trajo décadas de atraso económico. Por el contrario, el cambio de modelo económico consagrado en la constitución de 1993 nos ha traído años de prosperidad que no pueden ser soslayados.
Sin embargo, los gobiernos que sucedieron a Fujimori no hicieron mucho para perfeccionar el modelo económico aprovechando la bonanza económica. Mas bien, hubo retrocesos que desembocaron en una corrupción generalizada del manejo de la cosa pública. Con el gobierno de Humala, los sectores “progres” y de izquierda coparon el gobierno y acentuaron la sobre reglamentación, desnaturalizando la esencia del modelo económico liberal.
PPK ganó las elecciones presidenciales gracias al apoyo de dichos sectores que se camuflaron en la corriente “antifujimorista”. La sólida mayoría parlamentaria conseguida por Fuerza Popular obligó al presidente Kuczynski a tomar decisiones respecto a como gobernar en esta situación. Lamentablemente, el presidente, mal aconsejado, optó por gobernar enfrentando a la mayoría parlamentaria. Esta decisión se tradujo en la conformación de gabinetes dominados por los sectores “progres” que inviabilizaron la implementación de las reformas estructurales necesarias para relanzar el modelo liberal. Esta situación se tradujo en pobres tasas de crecimiento económico.
También Fuerza Popular cometió el error de optar por aceptar la confrontación con el ejecutivo. En lugar de propiciar la aprobación de las reformas estructurales necesarias para el relanzamiento del modelo liberal, FP optó por seguirle el juego al ejecutivo con la aprobación de leyes intrascendentes y hasta contrarias al modelo liberal. La lideresa de Fuerza Popular, también mal aconsejada, optó por alejarse de los principios primigenios del fujimorismo que se basan en el modelo económico liberal consagrado en la constitución de 1993. Prueba de ello ha sido la decisión de Keiko de distanciarse de la mayoría de los antiguos colaboradores de Alberto Fujimori, dando origen a las dos vertientes dentro del fujimorismo.
La decisión de otorgar el indulto a Fujimori marca el “divortium aquarium” del proceso de desmantelamiento del modelo liberal y su relanzamiento con el apoyo de las alas moderadas de PPK y el fujimorismo. El primer paso ha sido dado por un valiente PPK que ha optado por sacrificar el apoyo interesado del ala “progre” de su partido en busca de la gobernabilidad con el apoyo del fujimorismo.
Corresponde ahora a la lideresa de Fuerza Popular aceptar el gesto de PPK para garantizar no sólo la gobernabilidad del país, sino también el relanzamiento del modelo económico liberal mediante la aprobación de las reformas estructurales necesarias para la reactivación económica. Entre ellas, la reforma laboral que lleve a una flexibilización del régimen laboral, la reforma tributaria integral que tome en cuenta la reforma tributaria recientemente aprobada por el gobierno de los EUA y la informalidad. La reforma del sistema de pensiones y seguro de salud.
Para Fuerza Popular aceptar el gesto de PPK significa reunificar el partido, aceptando todas las vertientes, alrededor de las ideas primigenias del fujimorismo, plasmadas en la constitución de 1993 y el modelo liberal y dejar de lado a sus asesores que la apartaron de este camino.
¿Cuál será el impacto en la economía del otorgamiento del indulto a Fujimori? Con base a la interpretación dada en los párrafos anteriores se avizoran tres escenarios: (i) Renuncia o vacancia de PPK; (ii) Apoyo tímido y parcial de FP a PPK; y (iii) Apoyo decidido a PPK de parte de una FP unida. El primer escenario nos llevaría a una retracción de la inversión y una fuga de capitales que se traduciría en magras tasas de crecimiento económico y con grandes posibilidades de convulsión social. El segundo escenario, que es el más probable, significará tasas de crecimiento mediocres inferiores al 4% anual que no serán suficientes para reducir la pobreza y el desempleo y que serán explotados por la izquierda para forjarse una posición expectante en las elecciones del 2021. Bajo el tercer escenario, que es el deseable, la inversión crecería significativamente, propiciando tasas de crecimiento superiores al 5% anual con lo cual llegaríamos al bicentenario con una economía consolidada.
¿Se puede esperar que el impacto sea inmediato? Las primeras encuestan revelan que 56% de la población aprueban el otorgamiento del indulto a Fujimori. La aprobación de PPK ha subido en 7 puntos. El tipo de cambio se ha mantenido estable y la bolsa de valores ha mantenido su tendencia alcista (ver Gráfico 1).
Se espera que las marchas en contra del indulto continúen, pero con una intensidad decreciente. El escándalo de Odebrecht y la comisión Lavajato continuarán siendo fuentes de tensión, pero en un ambiente de concertación política entre una FP cohesionada y un gabinete eficiente liderado por PPK estas tensiones deberán ser manejables.
Resta saber si Keiko Fujimori estará a la altura de las circunstancias. La conformación del gabinete será una pieza fundamental en la realineación del escenario político. Las próximas semanas nos dirán si el otorgamiento del indulto ha construido el puente necesario entre el fujimorismo y PPK para no sólo asegurar la gobernabilidad del país sino para el relanzamiento del modelo económico.