Gary Stanley Becker

Por Percy Correa,  Director Académico de MAXIMIXE Escuela.

1. BIOGRAFÍA

El recientemente fallecido premio Banco de Suecia en Ciencias Económicas, en memoria de Alfred Nobel (1992), nació el 2 de Diciembre de 1930 en Pottsville, Pennsylvania, una pequeña ciudad minera. Cuando contaba con apenas 5 años, su familia se mudó a Brooklyn, Nueva York, ciudad en la recibió su educación pre universitaria.

Aun cuando sus padres no concluyeron sus estudios secundarios debido a sus recargadas tareas en sus negocios, ello no fue impedimento para que lograra ingresar a la prestigiosa universidad de Princeton, donde siguió cursos de Matemática y Economía, graduándose como Bachiller en Economía en 1951, después de tan solo tres años de estudios, en lugar de los cuatro años regulares. Posteriormente, ingresó a la también prestigiosa universidad de Chicago para seguir estudios de post grado en Economía. Allí fue alumno de Milton Friedman, quien ejerció gran influencia en sus estudios, y de otros profesores célebres, graduándose como PhD con su tesis: “La Economía de la Discriminación Racial”. En 1957, la mencionada tesis fue publicada por la universidad de Chicago, pero no tuvo mayor trascendencia pues no existían trabajos que hubieran utilizado el marco teórico de la Economía para analizar los efectos de los prejuicios raciales sobre los ingresos y empleo de los grupos minoritarios.

Después de trabajar como profesor asistente en Chicago, decidió trasladarse a la universidad de Columbia en New York e incorporarse también a la planta de colaboradores del afamado National Bureau of Economic Research (NBER). Como resultado de sus investigaciones en dicho Bureau, salió a luz su famoso libro “Capital Humano” que constituye uno de sus aportes académicos fundamentales. También en Columbia condujo un taller sobre Economía Laboral, donde posteriormente logró establecer un reconocido centro de investigaciones sobre temas laborales, conjuntamente con el profesor Jacob Mincer.

Los desórdenes estudiantiles de los años 60 provocaron que renunciara a su trabajo en Columbia y regresase a la universidad de Chicago en 1970, donde encontró un departamento de Economía reforzado, debido a las incorporaciones de los profesores George Stigler y Harry Johnson. Con el primero de ellos en particular, desarrolló una amistad cercana, publicando de manera conjunta artículos muy valiosos, como el que versaba sobre el entonces novedoso tema de los Principales y Agentes. Con el tiempo, su curso para graduados Theory of Prices 301, que tuvo como profesores a economistas de la talla de Viner, Knight, Friedman y Stigler, alcanzaría una fama legendaria.

El interés de Becker sobre el empleo de la teoría económica a los problemas e instituciones sociales, también se vio reflejado en los años 80 en la publicación de su libro “Un Tratado Sobre la Familia” donde analizó temas relacionados con las familias como el matrimonio, el divorcio, el tamaño de la familia, empleando los conceptos y herramientas de la teoría económica. En una edición extendida, publicada en 1991, incorporó además los temas del impacto de los cambios en la composición y estructura de las familias sobre el crecimiento económico y la distribución del ingreso.

A pesar de un cierto escepticismo y en algunos casos hostilidad de sus colegas, sobre la utilidad y relevancia de la aplicación de los métodos de cálculo y elección racional a los problemas sociales, en 1983 es invitado a incorporarse al prestigioso departamento de Sociología de la Universidad de Chicago, donde organizó seminarios sobre el tema de la elección racional en otras ciencias sociales, además de la Economía.

Por los años 80, Becker ya era un miembro plenamente apreciado por sus colegas de profesión, pero no por el público en general. Esto último cambiaría cuando comenzó a escribir mensualmente una columna para el semanario Business Week, la que se publicó entre los años 1985 y 2004.

Becker recibió muchas distinciones a lo largo de su brillante carrera profesional. En 1967 fue galardonado con la medalla John Bates Clark que la American Economic Association concede al economista menor de 40 años que se haya destacado por sus aportes académicos. Veinte años después, esta Asociación lo eligió su presidente y al siguiente año, fue también distinguido con la designación de senior Fellow de la prestigiosa Hoover Institution de la universidad de Stanford. En 1992 fue distinguido con el Premio Banco de Suecia en Ciencias Económicas, en Memoria de Alfred Nobel, por “haber extendido el dominio del Análisis Microeconómico a un amplio campo del comportamiento e interacción humanos, incluyendo el que ocurre fuera del mercado”.

Sus originales contribuciones a las ciencias sociales fueron motivo para que recibiera la National Medal of Science en el año 2000, y en el 2007, la Presidential Medal of Freedom. Estas dos últimas distinciones, entregadas por el presidente de los Estados Unidos.

Sus últimos años transcurrieron entre sus diversas actividades académicas en la universidad de Chicago, en los departamentos de Economía y Sociología, así como en la Escuela de Negocios para Graduados. Gary S. Becker falleció el pasado 5 de Mayo.

2. LA OBRA DE GARY S. BECKER

El mérito de la obra de Becker, como ya se mencionó, consiste en el empleo de la teoría microeconómica al análisis de las transacciones que tienen lugar tanto en el mercado como fuera de él. Esto es, en dicho análisis se asume que las personas buscan de obtener un máximo de bienestar, en la forma que lo perciben. Es decir, el hecho que una persona sea egoísta, altruista, leal, masoquista, etc. no es un obstáculo para no utilizar en el análisis de sus decisiones una adecuadamente definida función de bienestar, sujeta a las restricciones del caso, tales como el ingreso, el tiempo disponible, falta de capacidad de cálculo, entre otros recursos escasos. Esto difiere del postulado tradicional clásico y marxista que las personas conducen sus transacciones motivados solamente por la búsqueda egoísta de ganancias monetarias y/o materiales.

Lo importante es considerar que una vez que la función de bienestar particular se ha planteado, se asuma además que el postulado de racionalidad sea válido. Esto es, las personas procederán y decidirán de acuerdo a lo que consideran es lo mejor para ellas y no tomarían decisiones, por ejemplo, que contradigan lo que deseen alcanzar, según su función de bienestar. Becker encontró que este postulado era sumamente potente, pues permitía explicar, predecir y aún planificar las acciones humanas en cualquier tipo de sociedad. Por ejemplo, explicar cuándo y porqué se cometen crímenes; cuándo una persona decirse casarse o divorciarse, etc. En este sentido, todas las ciencias sociales podrían unificarse bajo la tutela de la Economía Neoclásica. A ello inclusive se le ha llamado “imperialismo económico” en las ciencias sociales.

Ciertamente, este enfoque para el análisis de las acciones humanas, conocido como la teoría de la Elección Racional, ha provocado mucha controversia, especialmente por parte de los estudiosos de otras ciencias sociales. Por ejemplo, se alega que esta aproximación se basa en una concepción utilitaria ingenua de la naturaleza humana, pues no tiene en cuenta el rol de las emociones, normas sociales e instituciones. Las decisiones individuales significativas como matricularse en una universidad determinada, aceptar una cierta oferta de trabajo, divorciarse, etc. no constituyen decisiones meramente individuales, sino que están inmersas en la realidad social. Adicionalmente, la teoría de la elección racional está identificada con el pensamiento económico neoclásico y por ello sujeto en algunos casos a una descalificación a priori de carácter ideológico.

Por otra parte, quizás la mejor manera de apreciar los aportes de Becker a las ciencias sociales es revisar el discurso que preparó con ocasión de la entrega del premio Nobel. En dicho resumen de su obra científica, Becker realizó una presentación de sus aportes en cuatro áreas de estudio: a) la discriminación de las minorías, b) el comportamiento ilegal y antisocial, c) el capital humano y d) la familia. Debido a la naturaleza de esta reseña, solo se presentará un apretado resumen de tales aportes.

a) Discriminación de las Minorías

En lugar de limitarse a considerar la productividad laboral como el único factor explicativo de la demanda de trabajadores en el mercado laboral, amplió dicho supuesto para incorporar factores como los prejuicios del empleador, otros trabajadores y de los clientes de la firma contra los grupos de trabajadores minoritarios. A fin de incorporar tales factores en el análisis, elaboró el concepto de “coeficientes de discriminación”, para incorporar factores como raza, religión, género, actitudes y gustos. Al respecto en su libro The Economics of Discrimination (1957, 1971) argumenta y prueba que la discriminación no solamente reduce el ingreso real de los discriminados, sino que también el de los que la practican. Becker también encontró que cuando las minorías son relativamente pequeñas con relación al total de los trabajadores, entonces si reciben un trato en el mercado laboral que es muy dañino para sus intereses. En cambio, si la minoría en cuestión constituye un porcentaje significativo del total de trabajadores, entonces la mayoría también experimenta una reducción de sus ingresos, lo cual en el mediano y largo plazos operará como un factor que favorezca la convergencia de los ingresos de los grupos minoritarios.

Sin embargo, Becker se muestra pesimista acerca de la desaparición de los efectos de la discriminación en los mercados laborales, aun en el lago plazo, al menos que la segregación laboral en las empresas y en el mercado sea total. Es decir, cuando se dé una situación donde ciertas firmas solo contraten trabajadores de la mayoría y que lo producido en ellas se venda en mercados donde concurran solo dichas personas; y donde otras firmas, igualmente efectivas, solo contraten trabajadores de la minoría, cuyos productos también se transen en mercados segregados. De esa manera no habría razón para que los salarios entre ambos grupos difieran.

b) Conducta Ilegal y Antisocial

Antes de la aparición de los trabajos de Becker sobre la conducta delictiva de las personas, se pensaba que las conductas antisociales eran producto de enfermedades mentales y de la opresión social de quienes las practicaban. Es decir, los delincuentes eran “víctimas de las circunstancias”, lo que en la práctica se tradujo en un tratamiento menos severo del problema de la delincuencia. En contraposición a esta perspectiva, Becker planteó el supuesto que los delincuentes tomaban decisiones racionales, sin que la racionalidad del delincuente se limitara a considerar factores materiales, sino que también a factores éticos y morales.

Este supuesto conduce a la deducción que el delincuente decide cometer un delito si el beneficio esperado supera a la suma de los costos esperados, como la probabilidad de ser detenido –lo cual depende a su vez del gasto en seguridad; la severidad de la pena si es detenido, la probabilidad de que se cumpla, las oportunidades de empleo disponibles, el grado de instrucción del delincuente, etc.

La utilidad del aparato analítico desarrollado por Becker tuvo gran receptividad entre las autoridades norteamericanas que tienen la responsabilidad de vigilar el cumplimiento de las normas y leyes en diversos campos, entre ellos, la evasión de impuestos, el cumplimiento de las leyes sobre salarios mínimos, la observancia de las normas sobre las transacciones en la Bolsa de Valores, etc. El trabajo pionero de Becker sobre la conducta ilegal y antisocial mediante el empleo de principios económicos dio inicio a una serie de investigaciones sobre los secuestros, el empleo de multas en lugar de sanciones carcelarias, etc.

c) Capital Humano

Hasta antes de los aportes de Becker se pensaba que la productividad laboral del trabajador era una suerte de constante. Pero en la realidad, dicha productividad –y los beneficios que ello acarrea para la empresa- crece con la capacitación que reciba. Pero la capacitación del trabajador supone usualmente que la empresa donde labora asuma ciertos costos. Se tiene entonces un escenario aparente para ser estudiado con la ayuda del razonamiento económico que además plantea que los trabajadores, al menos parcialmente, incorporan características propias del capital físico que utiliza la empresa. Increíblemente ello causó gran controversia, por lo “deshumanizante” que presumiblemente era el hecho de considerar a las personas como máquinas. En aquellos años por cierto, el tratamiento de la Educación como una inversión resultaba un tanto extraña frente a las concepciones humanistas usuales. Una de las primeras aplicaciones de esta nueva perspectiva al gasto en Educación fue el cálculo de las tasas de retorno de las inversiones realizadas según diferentes niveles educativos para distintos grupos de personas. Estos trabajos luego se replicarían en muchos otros países, inclusive el nuestro.

Uno de los conceptos claves de esta nueva perspectiva se refiere a la diferencia entre la capacitación general y la específica. La primera proporciona conocimientos que pueden utilizarse en un número extenso de empresas, tales como idiomas extranjeros, empleo de softwares básicos, etc., mientras que la segunda es de aplicación exclusiva en la empresa donde labora el trabajador. Esto explica porque las firmas solo ofrecen pagar una capacitación específica para sus trabajadores; también es la razón por la que la firma prefiere cubrir vacantes con su propio personal y porque los trabajadores especializados no son despedidos en un primer momento cuando la firma confronta una contracción en sus ventas.

Otros aspectos de interés nacidos de este análisis económico de la capacitación se relacionan con el riesgo que el personal capacitado por la firma actúe oportunistamente. Ello podría tener consecuencias sobre la organización y la presencia de un caso del denominado problema Principal-Agente. También se ha utilizado este análisis para explicar las desigualdades en el ingreso y el crecimiento económico a largo plazo, encontrándose que la calidad y duración de la educación de las personas es un factor significativo para explicar ambos temas.

d) La Familia

Los temas anteriormente revisados forman parte ya del cuerpo de la Economía. Pero, el análisis de la formación, disolución y estructura de la familia a la luz de la teoría económica de la elección racional es aún motivo de gran controversia. Al respecto, Becker en su discurso de aceptación del premio Nobel reveló que su libro “A Treatise on the Family” le representó el esfuerzo intelectual más severo al que hasta entonces se enfrentó y que le llevó 6 años para completarlo.

En este tópico, al igual que en los anteriores, el postulado central para el análisis teórico de la familia es que cuando las personas deciden casarse o divorciarse, tratan de maximizar su bienestar o utilidad (en el lenguaje de los economistas), mediante la comparación de los beneficios y costos asociados con una decisión u otra. Por supuesto que este postulado por sí solo no es suficiente para conducir un análisis sistemático de tales decisiones. Necesario es complementarlo con otros temas, tales como el análisis de los mercados de casamientos y de divorcios, el principio de la división del trabajo, la inversión en la crianza de los hijos, el financiamiento de los ingresos de las personas ancianas, el marco legal existente sobre la familia, entre otros. Tomando en cuenta tales consideraciones, el análisis económico de la familia predice, por ejemplo, que las parejas adineradas se divorciarían con menos frecuencia que las menos adineradas. La razón estriba en que a las primeras les conviene mantener sus matrimonios y preservar así sus ganancias, mientras que a las segundas, al no contar con tales beneficios, su interés por seguir casados, es menor. Al respecto, la evidencia empírica, en los países ricos, muestra que la predicción de la teoría económica es correcta. Similarmente, la teoría predice que el divorcio por mutuo acuerdo no es responsable del incremento de la tasa de divorcio en Estados Unidos y países de Europa.

En relación a la tasa de fertilidad, las predicciones de Malthus han sido probadas como inexactas. El incremento del ingreso real de las personas no ha conducido a la aparición del espectro maltusiano en los países desarrollados. Más bien se observa el fenómeno inverso. Ello llevó a los economistas a considerar que el tamaño de las familias no podría ser explicado en términos económicos. Un reconocimiento de esta conclusión es el hecho que los modelos neo clásicos de crecimiento económico a largo plazo consideran la tasa de crecimiento de la población como un parámetro determinado exógenamente.

Pero, según Becker, la tasa de crecimiento de la población si puede ser sujeto de un análisis económico. Por ejemplo, debe tenerse en cuenta que con el crecimiento económico y el incremento de la productividad, el valor del tiempo se eleva para los padres. Es decir, el costo de oportunidad de la crianza de los hijos se incrementa. Y dicho mayor costo reduce el deseo o demanda de las parejas por un número mayor de hijos. Adicionalmente, con el reconocimiento de la creciente importancia que se le otorga a la educación y capacitación laboral, los padres deciden incrementar su inversión en el capital humano de sus hijos. Ello eleva el costo de criar a los hijos y por consiguiente el deseo de tener más hijos, se reduce.

Por otra parte Becker también analizó las relaciones entre los miembros de la familia utilizando el enfoque de la Elección Racional. Al respecto es famoso su teorema del “muchacho malcriado” (rotten kid theorem) que en síntesis plantea que los miembros de una familia, aun cuando sean personas egoístas, se prestarán mutua asistencia si sus intereses se ven mejorados cuando adoptan una actitud altruista. Es decir, parientes egoístas podrían comportarse entre sí en forma altruista, si con ello obtienen ganancias que mejoren su bienestar. Por ejemplo, se tiene el caso donde un padre altruista y rico planea repartir su riqueza entre sus dos hijos. Uno de ellos es muy malcriado y desearía hacerle la vida imposible al otro. El teorema del “muchacho malcriado” sostiene que este evitará comportarse mal con su hermano, sino que por lo contrario, se comportará de tal manera que nadie tenga motivo de reproche por su conducta frente a su hermano. Por supuesto tal comportamiento se debe al incentivo poderoso que representa el no molestar a su hermano a fin de recibir una importante cantidad de dinero de su padre. El teorema entonces sugiere que sería conveniente para las relaciones familiares que los padres retrasen la entrega de dinero a sus herederos el mayor tiempo posible. Además el teorema sugiere también que si el padre planea repartir su riqueza en relación inversa a la de sus hijos, entonces el “muchacho malcriado” tendrá un incentivo para ayudar a su hermano a que maximice su riqueza, pues de esa manera recibiría una mayor proporción de la herencia que dejen los padres.

3. A MANERA DE CONCLUSIÓN

La gran contribución intelectual de Becker es haber expandido el alcance de la perspectiva económica a una diversidad de nuevos campos de la actividad humana, por medio fundamentalmente del empleo del modelo microeconómico de la elección racional. Al emplear dicho modelo a temas como la discriminación racial y de género, la inversión en capital humano, el comportamiento anti social, las diversas relaciones entre los miembros de la familia, etc. , Becker abrió nuevas perspectivas de análisis y planteó nuevas hipótesis explicativas sobre las decisiones que las personas toman en dichos campos, complementando y mejorando el análisis tradicional. Se puede afirmar que esta contribución de carácter metodológico ha desbordado las fronteras de la Economía y ha fertilizado otros campos de las ciencias sociales como la Sociología, el Derecho, las Ciencias Políticas, entre otras. Tal como el título de su discurso de aceptación del Premio Nobel lo señala (“The Economic Way of Looking at Life”), su esfuerzo académico estuvo dirigido principalmente a la búsqueda de nuevas aplicaciones para los principios utilizados en el análisis económico que se traduzcan en hipótesis verificables empíricamente.

Sin embargo, la utilización de la teoría de la elección racional ha tenido y tiene detractores. Ellos arguyen que esta es una concepción utilitaria ingenua y errada de la verdadera naturaleza humana, pues ignora el papel de las instituciones, normas sociales y emociones que están presentes cuando el individuo toma decisiones. Es decir, las decisiones individuales como casarse, tener hijos, cometer un robo, dejar herencia a los hijos, etc. no se dan fuera de la red social formal e informal; no se toman decisiones de esta naturaleza en un vacío social. Pero este cargo ya fue contestado por Becker en su oportunidad aludiendo a que las decisiones de las personas que actúan fuera del mercado también obedecen a factores como obligaciones familiares, sentimientos de culpa, amor, obligaciones sociales, etc. Pero, a juicio de Becker, tales variables no invalidan la utilidad del modelo de elección racional. Más bien este último sirve de complemento pues las decisiones personales no son meramente mecánicas o condicionadas, sino que incluyen un elemento de cálculo racional sobre los beneficios y costos asociados con ella, dado el entorno social prevaleciente. Adicionalmente y desde una perspectiva metodológica, los supuestos no invalidan la utilidad de una teoría. Será la capacidad predictiva de la teoría la que decida si esta se mantenga en el tiempo.

4. BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

  • The Economic of Discrimination. University of Chicago Press, 1957 y1971.
  • The Economic Approach to Human Behavior. University of Chicago Press, 1976.
  • Human Capital: A theoretical and Empirical Analysis, with Special Reference to Education. University of Chicago Press, 1964 y 1993.
  • Crime and Punishment: An Economic Approach. The Journal of Political Economy (Vol. 76, N° 2), 1968.
  • A Treatise on the Family. Harvard University Press, 1981 y 1991.
  • The Economic Way of Looking at Life (Nobel Lecture). 1992.

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