Grecia busca fondos del BCE pese a que Alemania rechaza fin de la austeridad

El nuevo gobierno izquierdista de Grecia pidió el miércoles al Banco Central Europeo que mantenga sus bancos a flote y se comprometió a respetar las reglas de la Unión Europea, mientras busca una solución negociada con sus socios de la zona euro para reducir el peso de su deuda.

El ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, dijo tras reunirse en Fráncfort con el presidente del BCE, Mario Draghi, que cree que Grecia puede contar con el apoyo de la entidad durante el corto periodo que se necesitará para concluir las conversaciones con sus acreedores internacionales.

Fuentes bancarias dijeron a Reuters que dos bancos griegos han comenzado a recibir de parte del Banco de Grecia asistencia de emergencia por problemas de liquidez, tras acelerarse la salida de depósitos después de la victoria del izquierdista Syriza en las elecciones del 25 de enero.

El Gobierno griego quiere que ese financiamiento continúe, porque si el BCE lo detiene, los bancos griegos podrían colapsar, obligando al país a abandonar la zona euro.

Con la promesa de poner fin a cinco años de austeridad, el primer ministro Alexis Tsipras y Varoufakis se están reuniendo con altos funcionarios de toda Europa para buscar apoyo a un nuevo acuerdo sobre la deuda griega.

Sin embargo, un documento preparado por Alemania para una reunión de funcionarios de finanzas de la UE el jueves deja en claro que el Gobierno alemán quiere que Grecia de marcha atrás con sus promesas de aumentar el salario mínimo, suspender las ventas de activos nacionales, y volver a contratar a empleados estatales despedidos.

«El Eurogroup necesita un compromiso claro de Grecia que garantice la implementación total de reformas claves necesarias para mantener el programa en marcha», menciona el documento al que tuvo acceso Reuters, en referencia a los ministros de Finanzas de la zona euro.

Los nuevos líderes griegos han tenido hasta ahora su recibimiento marcado por la cautela, incluso en países como Francia e Italia, que el Gobierno griego esperaba que apoyaran su llamamiento a aliviar su carga de deuda.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo tras reunirse con Tsipras en Bruselas que cualquier solución debe ser aceptable para todos los estados miembro, en una referencia velada a Alemania, el mayor prestamista de Grecia y el que ha adoptado la línea más dura sobre disciplina fiscal.

«Estas negociaciones (…) serán difíciles, requerirán cooperación y diálogo, al igual que esfuerzos determinantes por parte de Grecia», afirmó Tusk.

 

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