Impacto económico de la crisis política

Económicamente hablando, el trueque de la no vacancia a PPK a cambio del indulto a Fujimori, le puede costar muy caro al país, envuelto ahora en una incertidumbre política inédita desde la crisis que desató la propalación del video Kouri-Montesinos en el año 2000.

Ese ‘toma y daca’ ha resquebrajado las vigas -de por sí vulnerables- del sistema político peruano, al debilitar la figura presidencial y promover el divisionismo dentro de todas las tiendas políticas; salvo la izquierda, que se verá fortalecida e incentivada a buscar su unificación ante el amalgamiento de la percepción del binomio PPK-Fujimori como enemigo común.

El Perú está polarizado entre dos extremos; entre quienes quieren que PPK sea vacado y quienes prefieren que siga al mando. Los unos esgrimen la causa de la lucha contra la corrupción y la democracia, mientras los otros izan la bandera de la pacificación y la reconciliación. El problema para los pacifistas es que, más allá del cliché de “gabinete de la reconciliación”, PPK no ha dado ningún paso que favorezca un proceso de reconciliación, sino todo lo contrario. Se han quedado sin piso.

Dentro de la incertidumbre reinante, se pueden presentar los siguientes escenarios: (1) la continuidad de PPK; (2) la vacancia o renuncia de PPK y su reemplazo por el primer vicepresidente, Martín Vizcarra; (3) la vacancia de PPK y su reemplazo por el presidente del congreso; (4) la vacancia de PPK y su reemplazo por un congresista ad-hoc (modelo Valentín Paniaga).

El primer escenario (continuidad de PPK) está jaqueado por una ola de protesta que tenderá a intensificarse, sobre todo en el sur del país, además que el avance de las investigaciones Lava Jato seguirán ventilando más información que eventualmente comprometerá más a todos los líderes políticos, incluyendo a PPK. Este escenario se torna inviable en la medida que no se cuente con un gobernante fuerte, con legitimidad para reprimir, y liderazgo para gobernar un país extremadamente polarizado políticamente.

El gabinete Aráoz re-encauchado tortuosamente, es más de sobrevivencia que de reconciliación, dado su exiguo peso político, su carencia de visión compartida y su desgastada credibilidad.  Para el propio presidente de la república en ejercicio, quedarse en el sillón de Pizarro le ha significado un triunfo pírrico, dado que su credibilidad y su legitimidad han caído por los suelos dentro y fuera del país.

Cuanto mayor sea la percepción de debilidad y falta de legitimidad del gobierno, mayor será la protesta y la necesidad de reprimirla, lo cual puede conducir a un círculo vicioso sangriento indeseable. En abril Antauro Humala saldrá de prisión, lo que contribuirá a fortalecer el radicalismo violentista.

En este escenario, la crisis política se alargaría y las expectativas empresariales seguirían una tendencia marcada a la baja. La tendencia del dólar sería al alza, la inversión pública y privada se desaceleraría, y las obligaciones de las empresas se volverían más lentas. En 2018 la economía crecería 0,5% del PBI menos de los previsto (3,2% aproximadamente).

El segundo escenario (recambio de PPK por Vizcarra), si viene acompañado del nombramiento de un gabinete de elevada credibilidad, y logra un compromiso de soporte de todas las bancadas del congreso, podría apaciguar las protestas y contrapesar con legitimidad renovada a los sectores más recalcitrantes. Al recuperarse la cuerda del gobierno para terminar los tres años y medio que le quedan para completar su mandato, las expectativas empresariales podrían incluso elevarse, contribuyendo a apuntalar la inversión pública y privada. Por lo cual el PBI podría incluso crecer entre 0,2 y 0,5% más de lo previsto (entre 3,9 y 4,1%).

El tercer escenario (recambio de PPK por Luis Galarreta), sería incluso más convulsionado que el primer escenario, demandando más represión. El presidente en funciones asumiría un gobierno de transición que tendría que convocar a elecciones a corto plazo, contando con exigua credibilidad respecto a su imparcialidad, y con sospecha de que copará el poder para maniatar a la fiscalía, el poder judicial y el tribunal constitucional. La izquierda saldría gananciosa del proceso electoral, en desmedro de las demás fuerzas políticas.

Este escenario sería el más gravoso económicamente, con impactos muy negativos en la inversión y el empleo. El PBI podría crecer entre 0,5 y 1% del PBI menos de los previsto.

El cuarto escenario (recambio de PPK por un congresista tipo Paniagua), sería el segundo mejor escenario, después del segundo (recambio de PPK por Vizcarra). Sin embargo, su impacto en la economía sería negativo, debido a la incertidumbre que añadiría el tener que convocar a elecciones.

El mejor de los mundos sería que se cumpla el segundo escenario sin necesidad de un segundo proceso de vacancia. Ello implicaría la renuncia de PPK y su entrega del mando al primer vicepresidente de la república, en un acto que tendría la virtud de fortalecer la institucionalidad democrática.

PPK tiene la solución a la crisis en sus manos. Si ama verdaderamente al Perú, su conciencia debe guiarlo por la senda correcta.

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