La educación y creación de capacidades son componentes fundamentales en el desarrollo del sector pesquero de consumo humano directo en el corto, mediano y largo plazo, por lo que es fundamental que las acciones en esta área respondan a una visión política de futuro y orienten en forma coordinada y articulada toda la estrategia que debe formularse.
Un primer paso en un marco educativo, es garantizar la inocuidad y calidad de los productos marinos. Un segundo paso, es la orientación de esfuerzos hacia la investigación de las especies explotadas que garantice un adecuado ordenamiento.
Hay que investigar, también, nuevas especies porque las más capturadas podrían ya estar al borde del agotamiento, cosa que se desconoce por falta de información. Hay que diseñar nuevas presentaciones de productos para poder abarcar el territorio nacional, que adolece de insuficiente infraestructura de frío para almacenamiento y distribución.
El Estado debe prestar mayor atención a la educación de la población sobre las posibilidades de capturas de productos hidrobiológicos y el estado de las pesquerías. Debe propiciar que los conceptos de ecosistema, seguridad y soberanía alimentarias, cambio climático, fenómeno El Niño y sostenibilidad sean conocidos por la ciudadanía.
La educación y capacitación del pescador artesanal y demás componentes de la cadena productiva del consumo humano directo, pueden considerarse primordiales debido a las exigencias de calidad que vienen incrementando los países importadores de nuestros productos, así como de nuestro propio mercado, que no puede ser tratado como de segundo orden. Los peruanos merecemos la misma calidad que lo se exporta. Las plantas procesadoras de productos congelados, enlatados y curados se abastecen exclusivamente de esta cadena productiva, por lo cual requieren de altos niveles de calidad y sanidad.
Es necesario elaborar, como política pública, un Plan Nacional de Capacitación en beneficio de los pescadores artesanales y de los operadores de la cadena productiva del consumo humano directo.
Asegurar el abastecimiento de productos hidrobiológicos con la calidad que las plantas procesadoras y el mercado nacional demanda es hoy, en medio de la pandemia del Covid 19, más urgente que nunca.
Contribuir a su inclusión en la economía formal mejorando el desempeño laboral, es la acción complementaria de una educación apropiada. Esto afirmaría la presencia eficaz y útil del Estado en el ámbito pesquero.
Para este propósito se requiere elaborar una estrategia nacional de capacitación, que debe diseñarse en consenso con el sector artesanal y demás actores del sector pesquero, como instrumento derivado de una Política de Estado, que genere un plan integral detallado y de largo plazo para la educación y capacitación de los trabajadores de las cadenas productivas y de comercialización del consumo humano directo.
La capacitación es fundamental dentro de cualquier estrategia de desarrollo para este sector. Sin embargo, hoy en día se encuentra dispersa, no tiene una visión de largo plazo ni responde a las necesidades y a realidad actuales. Muchas instituciones del sector dan capacitación en base a sus propios planes, los que no están debidamente articulados ni coordinados.
Ante la situación actual del estado de las poblaciones de los recursos pesqueros y la incertidumbre sobre los efectos del cambio climático, no es recomendable seguir formando nuevos pescadores en la medida que, además de incrementar la presión por realizar mayor esfuerzo pesquero, que es lo que se debe evitar, crea pescadores sin empleo, desilusionados por la falta de empleo y/o de recursos para extraer así como una competencia por ocupar puestos de trabajo que presiona sobre los ya existentes.
Este Plan Estratégico debe incidir en la aplicación del enfoque precautorio y del enfoque ecosistémico para lograr la sostenibilidad de la pesca de consumo humano directo y su cadena productiva, con el objetivo de generar conciencia en el uso correcto de los recursos naturales, e implementar prácticas de pesca responsable.
La mentalidad meramente extractiva de los recursos pesqueros debe migrar hacia una visión de manejo responsable y adecuado de los recursos que aseguren su sostenibilidad.
También debe ponerse especial énfasis en la educación de las poblaciones costeras y comunidades de pescadores a fin de que estas tomen conciencia de la realidad de la pesquería. De esta forma constituirán un defensa natural de su propio ecosistema.
La visión debe ser un nivel de ordenamiento y capacitación tales, que contribuyan a la conversión de los actuales armadores informales en pequeños o medianos empresarios pesqueros debidamente entrenados, con permiso de pesca y como propietarios de micro empresas que contraten apropiadamente a sus tripulantes, lo que les asegura, a estos últimos, cobertura de salud, seguridad social y pensión y a los primeros el acceso a fuentes de financiamiento. Estas unidades económicas, eficientes y rentables generarían bienestar a los pescadores y adecuados productos pesqueros para la población.
La formalización, como parte del ordenamiento, solo ha venido actuando sobre los permisos de pesca, pero no sobre la obtención del RUC, que convertiría al armador en una unidad de negocios con las ventajas del caso, en especial para sus pescadores tripulantes. Solo actuar sobre el permiso de pesca es una media formalización que, además, viene siendo complicada y teniendo poco éxito, o al menos discutible.
Sin embargo, pese a que el ordenamiento y la capacitación en pesca son necesarios, no gozan de mayor interés ni apoyo por parte de las administraciones de la pesquería. Probablemente porque siendo acciones cuyos resultados se aprecian en el mediano y largo plazo, son impopulares para funcionarios de turno, quienes por lo general, solo aprecian resultados inmediatos que pueden publicitar como logros. Por otro lado, para entender en su correcta magnitud la necesidad de ordenamiento y capacitación apropiados, es necesario conocer el sector.