El programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) tiene como objetivo ampliar significativamente su cobertura en 2024, incorporando a más de 200 mil adultos mayores en situación de pobreza extrema. Este esfuerzo busca cerrar la brecha de lista de espera del programa, que actualmente beneficia a 627 mil personas.
Los beneficiarios reciben S/ 250 cada dos meses y son afiliados automáticamente al Seguro Integral de Salud (SIS), lo que garantiza su acceso gratuito a servicios de salud de calidad. Los requisitos para ser beneficiario incluyen tener 65 años o más, no recibir ninguna otra pensión del sector público o privado y estar clasificado en situación de pobreza extrema según el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh).
Desde una perspectiva económica y financiera, la ampliación de Pensión 65 implica tanto oportunidades como riesgos para la economía peruana. A continuación, referimos 5 de ellos:
- Impacto en el consumo: El aumento en el número de beneficiarios podría estimular el consumo interno, especialmente en las regiones y localidades más afectadas por la pobreza. Los adultos mayores, al recibir este subsidio, tendrán mayor capacidad para cubrir necesidades básicas, lo que podría tener un efecto multiplicador en la economía local.
- Presión fiscal: La ampliación del programa requiere de una asignación presupuestaria significativa. El financiamiento sostenible de esta iniciativa puede representar un gran reto para las actuales alicaídas finanzas públicas, especialmente en un contexto de recuperación económica post-pandemia. Será crucial que el gobierno gestione eficientemente sus recursos y explore mecanismos de financiación que no comprometan la estabilidad fiscal.
- Reducción de la pobreza y desigualdad: A largo plazo, programas como Pensión 65 pueden contribuir significativamente a la reducción de la pobreza y la desigualdad en el país. Al proporcionar un ingreso básico a los adultos mayores vulnerables, se mitiga el riesgo de que caigan en situaciones de mayor precariedad.
- Desafíos de implementación: La expansión del programa también plantea problemas logísticos y operativos, como asegurar una adecuada identificación y registro de los nuevos beneficiarios y garantizar que el pago del subsidio se realice de manera eficiente y transparente.
- Impacto en el mercado laboral: Aunque Pensión 65 está dirigido a personas mayores de 65 años, el incremento en los ingresos de estos hogares podría influir en las decisiones laborales de los miembros más jóvenes de la familia, potencialmente reduciendo la presión sobre el mercado laboral.