¿Es Oscar López Meneses el retorno de Montesinos montado en el caballo de Atila? ¿Es un pobre diablo que le asignaron por error la misma custodia que al nido del hijo menor del Presidente de la República? ¿Un operador que se ha reciclado mediante negocios de seguridad con empresas mineras y con proveedores de la policía? ¿O es un operador oculto del poder al más alto nivel?´
Todo empieza con una crónica hecha por una periodista que tiene en su haber varios casos adonde la falta de investigación prolija lleva a poderosos titulares que se desarman por falta de pruebas. Y aquí lo que hay es una exagerada vigilancia en la cuadra adonde vive López Meneses, pero ninguna prueba de equipos de chuponeo, visitas de Montesinos o casas de seguridad para agentes secretos o sus clientes. Por lo menos no lo registra el reportaje.
La casa de López Meneses esta quemada por varias intervenciones fiscales y policiales el 2000 y 2003 por lo que resulta inverosímil que haya sido un centro de chuponeo. El caso BTR demostró que se usan rubias sofisticadas para vender y locales con alta tecnología para escuchar. Nada que ver con la residencia y el condominio en Surco.
El asunto si es de escándalo cuando involucra al Presidente del Comando Conjunto, pero en lo que parece una acto descarado de sustitución de personas, viveza criolla, para el cobro de cupos por vigilancia convertida en una forma de marketing personal.
Fue autor del pase de Congresistas a las filas del montesinismo el año 2000, el hombre que luego estuvo metido en el quiebre de la bancada del nacionalismo (21 Congresistas de UPP traicionaron a Ollanta Humala y se pasaron al gobierno). López Meneses siempre fue un operador astuto, pero sin mucho nivel político. Un inescrupuloso capaz de comprar conciencias, pero sin mayor brillo intelectual. Por ello es un error convertirlo en el 007 que nunca fue, y menos aún en un formidable Godzilla, capaz de poner en peligro al gobierno y al sistema democrático.
Su descargo por televisión es un modelo del cinismo a la florentina y ha hecho temer a muchos que se metió la pata sacando a un ministro y 6 generales. Nada de eso, la primera norma de un operador de inteligencia es negarlo todo. Sólo así es posible contener el daño producido al ser revelada una operación. La segunda norma, es manejar una mentira que evite que se conozca la verdad: en este caso la proximidad del nido del hijo menor del Presidente que justificaría la vigilancia policial excesiva en la cuadra. En tercer lugar hay que lanzar niebla sobre uno atribuyendo al enemigo todas las responsabilidades, por eso López Meneses carga la tinta contra el Presidente en la campaña 2006, casi como si él hubiera sido su Jefe de Campaña. De manual.
El caso más parece un asunto de corrupción, con cobros por vigilancia por parte de oficiales de la PNP. Implica el sistema 24×24 que ha convertido a la PNP es un proveedor más de las empresas privadas de las que el montesinista López Meneses se ganaría sus frejoles. Además del tráfico de influencias vía congresistas de su red.
La eliminación del sistema 24×24 que permite resguardos rentados de personal de la PNP, es el primer paso de la Reforma Policial, y una paso decidido para moralizarla, rejerarquizarla y subordinarla únicamente a los intereses y el servicio de los ciudadanos. Tremenda tarea, gran paso para pasar a la ofensiva contra el crimen.