Moral y Política

La crisis moral que afecta a la política peruana demanda una reflexión seria sobre la relación que debería existir entre moral y política. Para quienes comulgan con Maquiavelo en el sentido de que el fin justifica los medios, la política es en esencia amoral. En esta línea de pensamiento, Benedetto Croce afirma que la moral del político comienza y termina en la búsqueda del orden público y el bien común, por lo que cualquier acción que apunte a ese fin no viola ningún ordenamiento moral abstracto.

Sin embargo, Max Weber considera que las cualidades morales del político son la prudencia y la sensatez, en la medida que ellas permiten un sano equilibrio. Señala que, en principio, la política se rige por la ética de la responsabilidad y no de la convicción, entendiendo que la primera es guiada por las consecuencias, a diferencia de la segunda que se guía por los principios. Sin embargo, subraya la necesidad de alcanzar una relación de equilibrio entre los principios y las consecuencias.

De no ser así, si el político se guiara sólo por los principios, caería en el fanatismo y la intolerancia, y si sólo se orientara por los resultados, sin tomar en cuenta los principios, llegaría a posiciones cínicas que minarían su legitimidad. De aquí se deriva la teoría de la ‘Razón de Estado’, que postula situaciones de excepción moral para los gobernantes, justificables sólo en circunstancias extremas. La razón de Estado, sin embargo, debiera considerarse una posibilidad negada para el gobernante que utiliza su poder para manipular la realidad o para falsearla haciéndola aparecer como una situación extrema.

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