El peso mexicano ha experimentado una caída significativa, deslizándose por debajo de la marca de 18 por dólar y acercándose a su mínimo de seis meses de 18,25, registrado el 5 de octubre. Este movimiento ha sido impulsado por una renovada demanda de refugio seguro en medio de la escalada del conflicto en el Medio Oriente, que ha ejercido presión sobre los mercados emergentes y ha generado un ambiente de incertidumbre en los mercados financieros globales. La situación en el Medio Oriente, junto con otros factores macroeconómicos, ha creado un entorno desafiante para las monedas de los mercados emergentes, incluido el peso mexicano.
En EEUU, los operadores han estado monitoreando de cerca los datos de inflación, que han reflejado presiones persistentes sobre los precios, incrementando las apuestas de que las tasas de interés se mantendrán en niveles elevados. Esta situación ha tenido repercusiones en los mercados financieros y ha influido en las dinámicas de las monedas a nivel global. En el contexto mexicano, se anticipaba que el Banco de México (Banxico) mantuviera su tasa de interés actual del 11,25% hasta fin de año, en gran parte debido a que la inflación subyacente se ha mantenido relativamente estable, registrando un 5,8% en septiembre. No obstante, la inflación general en México se ha acercado al rango objetivo de Banxico de entre 2% y 4%.
El Índice de Precios al Consumidor en México mostró un crecimiento interanual del 4.45% en septiembre, ligeramente por debajo del 4.47% esperado, lo que sugiere que, aunque la inflación general se ha mantenido dentro del rango objetivo, sigue siendo un factor para monitorear de cerca. La combinación de tensiones geopolíticas, presiones inflacionarias y expectativas de política monetaria tanto en México como en Estados Unidos podría seguir influenciando la trayectoria del peso mexicano en los próximos meses. La gestión de estas dinámicas y la implementación de estrategias macroeconómicas y fiscales efectivas serán cruciales para navegar a través de este entorno económico complejo y asegurar la estabilidad y el crecimiento continuo de la economía mexicana.