El pasado 28 de enero se realizó en la ciudad de Cajamarca la presentación de los resultados de la investigación sobre el biofungicida obtenido del tanino de la tara y aplicado en el cultivo de mango Haden en la subcuenca del río Payac. La tara o taya (Caesalpinia spinosa) es una leguminosa nativa del Perú y su uso medicinal viene desde tiempos de los Incas.
- Tara y mango, baluartes cajamarquinos. Se trata del estudio realizado a partir de la tara, una especie forestal de la diversidad biológica, con gran peso en el dinamismo de las provincias de San Marcos y San Pablo, entre otras, que ayudará a proteger la sanidad del mango, también un cultivo cuya cosecha se exporta y que junto con la tara contribuyen con importante derrama sobre varias economías locales. Cajamarca es el mayor productor nacional de tara.
- Potencial diversificador. Si bien la tara es un recurso forestal -de un bosque natural-, sus derivados pueden dar origen a industrias con alto potencial, además de apoyar a la agricultura a cumplir con los estándares de inocuidad que los mercados exigen mediante productos naturales para el manejo integrado de plagas y enfermedades. De ese modo se evitarán los residuos de agroquímicos controlados por los compradores extranjeros y las agencias de inocuidad alimentaria de sus gobiernos.
- La ‘cuádruple hélice’. La alianza constituida para realizar los estudios cumple con la ‘cuádruple hélice’ pues en ella participan los especialistas del conocimiento (docentes universitarios y otros expertos), el estado representado por el Gobierno Regional Cajamarca (a través de su Gerencia de Desarrollo Económico), la empresa privada Molinos Asociados SAC y la sociedad civil (CITE Agropecuario CEDEPAS Norte). Esta conjunción de esfuerzos beneficia a la región, sus fruticultores, la oferta regional de servicios de apoyo a la innovación y también a la empresa privada cofinanciadora.
- Estrella silvestre de los Andes. Los principales departamentos con plantaciones silvestres de tara son andinos: Cajamarca, Ayacucho, Áncash, Huánuco y Cusco, pero se están instalando cultivos de tara a lo largo de la costa peruana. La tara se procesa en el país y en forma de polvo y goma se vende al exterior para luego regresar a nuestro país en forma de antibióticos y otros ingredientes industriales de alto valor. Esto ocurre con otros productos que se exportan como materia prima; nada más mirar la estadística de exportaciones de la biodiversidad nativa para tomar nota de las posibilidades de diversificación, por ejemplo, en industria farmacéutica, ahora que el Covid 19 nos hizo añorar los laboratorios que perdimos en las décadas pasadas.
- Cultivo tradicional del Payac. La investigación se realizó en las fincas de la Asociación de Productores de Mango Apepayac, en la provincia de San Miguel, distrito El Prado. Sus plantaciones de mango están ubicadas en la cuenca del río Payac (que discurre entre los 800 y 1,500 metros sobre el nivel del mar) pero los mangos de la asociación crecen entre los 700 y 800 msnm. En esta subcuenca se cultiva mangos desde hace cincuenta años, siendo uno de los cultivos permanentes más importantes de Cajamarca.
- Investigadores de Cajamarca. Los investigadores a cargo de los estudios son los ingenieros John Anthony Vergara y José Luis Valera Silva, quienes destacaron que el nuevo producto ayudará a contar con más eficientes programas de manejo integrado de plagas para un agro sustentable. Asimismo, saludaron la adopción del biofungicida por Apepayac y así consumar la innovación. Esto es, la aceptación por el mercado de un producto resultado de la aplicación de conocimientos para superar retos y brechas de sus usuarios. En otras palabras, transformar conocimientos en valor económico.
- Cadenas de valor y gobernanza. De otro lado, es vital contar con la organización de los productores agropecuarios, en especial de la agricultura familiar, en cadenas de valor que definan anualmente sus prioridades o brechas de conocimientos y tecnologías que traban el avance de sus cultivos y crianzas. Estos espacios de gobernanza podrán relacionarse con los promotores que serían el estado, las entidades del conocimiento (universidades, institutos tecnológicos y profesionales), las empresas privadas y cooperativas y la sociedad civil. Además, el ecosistema regional de innovación y emprendimiento contará con instalaciones y equipos, financiamiento y sistemas de información y contacto con redes nacionales y del extranjero.
- Frutas, el futuro. La fruticultura tiene futuro para Cajamarca. No solo mango, palta, granadilla, chirimoya y los berries (incluyendo aguaymanto, sauco, mora y pushgay) sino también muchos frutales andinos como las pasifloras (además de la granadilla), tuna, lúcuma y chirimoya. Estos cultivos requerirán el uso de insumos biológicos y tienen la rentabilidad para recuperar la inversión que los agricultores decidan. Ojo que los ahorros con el uso del biofungicida permiten reducir los costos de producción en 14% contra las opciones de cal y azufre o sulfato de cobre y alumbre.
- Salud, prioridad número uno. El estudio y desarrollo de productos naturales con base a la diversidad nativa se alinea con las tendencias que se están fortaleciendo con la pandemia del Covid 19. La revolución que será necesaria para que el país se prepare para el próximo ataque viral será fundamental para la seguridad nacional -alimentándose más saludablemente, reducir la obesidad y sus secuelas de diabetes y otros males). La industria de alimentos tendrá que adecuarse a las nuevas exigencias de esta ‘guerra’ que libramos con decenas de miles de fallecidos y quebrantos de salud para muchos que lo sobreviven.
- Exportar conocimiento y biodiversidad. La tara y sus potencialidades señalan el camino para una industria peruana que debería liderar las exportaciones en el futuro cercano. Esto es, intensiva en conocimientos y basada en el uso sostenible de la diversidad biológica nativa. Dependerá de nuestros emprendedores, de su afán de logro y cercanía al riesgo. De su contacto con los mercados y las tendencias del consumo. De los investigadores de las universidades, de su contacto con la producción y las redes de intereses comunes que promuevan. De las organizaciones regionales del conocimiento, de los comunicadores que dominen los temas de investigación, ciencia y tecnología. De los jóvenes interesados en el potencial de sus distritos y con vocación por la ciencia. De las cadenas de valor con participación de todos los protagonistas y vocación por el trabajo en conjunto. Del discurso de las autoridades y líderes regionales que proyecten la visión del conocimiento y la innovación que inserte al país en el nuevo escenario internacional post pandemia.