CÉSAR ARIAS QUINCOT ESTÁ DORMIDO

César Arias Quincot está dormido y todo duerme a su alrededor. Duerme el suelo, las puertas, las ventanas, la poltrona, el escritorio, la lámpara pequeña, la vieja Olympia, el mate y su tetera, los libros, el estante, los lentes inequívocos, el bolígrafo, los lápices, la tinta y el papel. Duerme el aula, las tizas, las tesis, los alumnos, el set, el noticiero. Luces, cámara y acción, completamente dormidas.

Historiador e internacionalista de nota, profesor impenitente, analista político, sesudo inconformista, hipnotista de abarrotados auditorios en: el Centro Cultural de la PUCP, la Femenina del Sagrado Corazón, la Ruiz de Montoya, la Academia Diplomática y la UTP. Colaborador de los diarios El Observador, El Comercio y El Peruano, así como de Radio Programas del Perú (RPP) y Panamericana Televisión.

Trabajamos juntos varios años en la dirección de asuntos internacionales del Instituto Nacional de Planificación. Fue el jefe más horizontal que jamás tuve, con una capacidad ilimitada de inspirar y sacar lo mejor del pequeño pero aguerrido equipo de analistas internacionales de entonces, completado por los distinguidos Enrique Obando, María Eugenia Belaúnde y Mario Gonzalez. César hilaba fino entre nosotros y en interacción prolífica con las demás áreas del INP, así como con la Cancillería, a la que brindábamos soporte en defensa de los intereses permanentes del Perú ante diversos foros internacionales.

Conversador notable, dialogaba en prosa fina, analítica, impregnada de profundidad histórica, con erudición geopolítica, religiosa y filosófica, adornada de anécdotas jocosas extraviadas en la antigüedad hasta la actualidad más clandestina del Perú y del mundo.

Estudioso de la globalización, se adelantó en desentrañar el impacto de la revolución tecnológica y de las comunicaciones en la política, al avizorar desde inicios de los años 80’s la pérdida de peso del estado-nación frente al poder de los organismos multilaterales y los grandes grupos transnacionales.

Vislumbró un mundo post guerra fría unipolar caracterizado por un multilateralismo global en tensión creciente con una multipolaridad o multicentralidad de carácter regional; una hegemonía de Estados Unidos en crisis por un empoderamiento creciente de China y Rusia y el surgimiento de los países BRICS[1], tendiente a la “unimultipolaridad” y a la “heteropolaridad”.[2]

Autor de artículos académicos, escribió libros brillantes como “La modernización autoritaria”, “Perú: Entre la utopía y el cinismo, “La eterna pugna entre Maquiavelo y T. Moro”, “Voces y ecos. Conversando con la generación de los setenta”, “Las palabras de los inocentes”, “La difícil transición democrática” y “La Perestroika y el fin de la Unión Soviética”.

Gran demócrata e inconformista opuesto a todo autoritarismo o autocratismo de derecha o de izquierda. Siempre iluminante, podía discrepar y debatir con convicción y talante consensual hasta la náusea. Alegre, siempre alegre y gran amigo de sus amigos, a pesar del duro azar que le tocó vivir.

Superó admirablemente episodios extremos, como un atropello de combi que lo dejó lleno de coágulos sanguíneos en todo el cuerpo y un derrame cerebral ocasionado por la negligencia anestésica de una clínica, sucedida por un cuadro de neumonía. Su corazón, tan aferrado a la vida y al amor pleno a su esposa Eugenia y a su hija Verónica, como a su entrega en cuerpo y alma a la docencia y al alto periodismo, fue también su eterno talón de Aquiles que de cuando en cuando lo invitaba a imbuirse en el sueño eterno.

César Arias Quincot está dormido y el Perú soñado está sumido junto a él. Y todo lo despierto que deja detrás es sueño latente en cada rincón de la humanidad suya contagiosa, que hoy luce como legado tallado en piedra.

 

 

 


[1] El acrónimo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) denota la convergencia de intereses entre un conjunto de economías emergentes de gran dimensión geográfica y demográfica.

[2] Samuel Huntington acuñó el término “Unimultipolaridad” para referirse a la posición de interdependencia sistémica de una superpotencia; y el término “heteropolaridad” relativo a la emergencia de nuevos actores en el reparto de poder global.