En el reciente encuentro binacional Perú – Bolivia sostenido al más alto nivel con la directa participación de los Presidentes de ambos países y de los Ministros y funcionarios del sector, se anunció que se evaluará la compra de gas a Bolivia, que además se comprará Gas Licuado de Petróleo (GLP) y se tenderán redes de gas natural con gas boliviano en localidades cercanas a la frontera entre el Perú y Bolivia.
A continuación, analizaré cada uno de estos temas:
1.- Comprarle Gas natural a Bolivia.
Bolivia tiene 10.7 TCF de reservas probadas (TCF significa millones de millones de pies cúbicos de gas), mientras que el Perú tiene 16 TCF de reservas probadas incluyendo el gas del lote 58, que teniendo reservas probadas en las publicaciones oficiales (Libro Anual de Reservas del año 2016), en la última publicación ha sido retirado de las reservas probadas por falta de un gasoducto que permita llevar este gas al mercado. Este lote 58 es vecino al lote 88 y está muy cerca de las instalaciones de separación gas-líquidos del consorcio Camisea.
Las reservas de gas del Perú ya descubiertas en los lotes 88, 56, 57 y 58 alcanzan para más de 35 años de consumo incluyendo la exportación, mientras que las reservas probadas bolivianas alcanzan para 15 años de consumo incluyendo también su exportación.
Por otro lado, si se compra gas producido en el Perú, se genera regalías que son ingreso para el Estado peruano y Canon para la región productora (el Cusco), en cambio sí se compra gas boliviano todos los ingresos serían para Bolivia y ningún ingreso para el Estado peruano.
En adición a lo anterior, debe mencionarse que los campos de gas en Bolivia están en el extremo sureste de su territorio, muy lejos de la frontera peruana por lo que antes de comprar gas natural a Bolivia en un volumen que permita atender el consumo industrial y de generación eléctrica del sur peruano es imprescindible construir un gasoducto desde esa zona hasta la costa sur del Perú. Hoy, esa es solamente una idea y no tiene ningún estudio. La distancia entre los campos productores de gas en Tarija (Bolivia) y la planta de generación eléctrica en Mollendo (Perú) es superior a 1400 kilómetros.
Además de los estudios técnico-económicos y de evaluación de rutas, se requiere desarrollar el Estudio de Impacto Ambiental una vez que la ruta esté plenamente identificada, tanto en las regiones que correspondan a Bolivia como en las regiones que serían atravesadas en el Perú. Nuestra legislación exige que esos estudios abarquen tanto la temporada seca como la temporada lluviosa por lo que solo la recopilación de la información toma un año y usualmente el trámite de aprobación toma otro año más por lo menos.
Menciono ésto porque en contraste con esa “idea”, el proyectado gasoducto andino del sur (o gasoducto sur peruano) que partiendo de Camisea llegaría a Ilo y Mollendo en la costa con ramales en el camino para varias ciudades de nuestra sierra sur, no sólo cuenta con todos los estudios técnicos aprobados (ingeniería, estudio de riesgos, ruta, estudio de impacto ambiental, etc.), sino que tiene los tubos comprados y algunos ya colocados esperando que el proyecto se “destrabe” para continuar su construcción.
Presentadas estas realidades, se puede interpretar la decisión de dos empresas de generación eléctrica ubicadas en la costa sur del Perú (Ilo y Mollendo) de firmar un acuerdo de intención para comprar gas natural boliviano como un mensaje para seguir postergando el gasoducto andino del sur al hacerlo aparecer como innecesario cuando hay otra propuesta en camino.
2.- Comprarle GLP (Gas Licuado de Petróleo a Bolivia).
Esto no es novedad y se hace ya hace varios años. Algunas empresas peruanas que atienden mercados vecinos a la frontera con Bolivia (Puno y Cusco) compran habitualmente pequeñas cantidades de GLP a la empresa estatal boliviana (YPFB). Cabe precisar que esas compras se hacen “a precio internacional” que es muy superior al precio local dentro de Bolivia donde el balón (llamada garrafa en ese país) se vende hace muchos años a un precio muy subsidiado que equivale a los famosos 12 soles que se ofrecieron en una campaña electoral en nuestro país y una promesa que nunca se cumplió.
Cualquier compra adicional a Bolivia sería en las mismas condiciones (precio internacional) y por lo tanto no tendría un impacto significativo en nuestro mercado.
3.- Tender redes con gas natural boliviano en localidades cercanas a la frontera.
Como ya he mencionado los campos de producción de gas de Bolivia están muy lejos de la frontera con el Perú, sin embargo, es posible que se pueda implementar un pequeño sistema de redes utilizando una pequeña planta de licuefacción ubicada en Rio Grande (Santa Cruz) y que podría ser repotenciada para producir Mini LNG que podría ser llevado en camiones a una planta de regasificación en la frontera (Desaguadero) para suministrar un volumen limitado de gas natural. Cabe anotar que esos camiones tendrían que recorrer cerca de mil kilómetros para llegar a la frontera con el Perú. Por lo explicado, ésa sólo podría ser una solución de transición y de limitado impacto para las zonas fronterizas esperando que en el futuro pueda disponerse en la zona de gas natural peruano en mayor volumen y menor costo.