Cuesta Abajo en mi Rodada

Como en el tango de Carlos Gardel, la balanza comercial se viene deteriorando mes a mes y muy pronto será deficitaria. Los continuos bloqueos de carreteras vienen afectando las exportaciones mineras, así como las agroexportaciones y el turismo, a lo cual se suma la ausencia de inversión privada, en especial en el sector minero.

El Grafico 1 muestra la evolución de la balanza comercial para el periodo 2020 – 2022. Para evitar el impacto estacional, se ha utilizado el monto acumulado de los últimos 12 meses de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones). El significativo deterioro es el resultado del estancamiento de las exportaciones y el aumento de las importaciones, situación que se ha acentuado a partir del segundo trimestre de 2022, a pesar de la mejora de la cotización del precio del cobre que no ha sido suficiente para revertir la tendencia decreciente de las exportaciones tradicionales.

La gravedad del deterioro de la balanza comercial es aun peor si se analiza su evolución en términos reales, es decir descontando la inflación, tanto en las exportaciones como en las importaciones. El Gráfico 2 presenta la evolución de la balanza comercial en términos reales para el mismo periodo. Observamos que su deterioro es mayor al observado en la balanza comercial en dólares corrientes, debido, en parte, a que los mayores precios de exportación en algo han compensado la reducción de los volúmenes. La tendencia de la balanza comercial hasta el mes de noviembre nos indica que el 2022 cerrará con una balanza deficitaria.

¿Qué significa que tengamos una balanza comercial real deficitaria? Una balanza comercial negativa significa que el valor de los bienes que importamos es mayor que el valor de los que exportamos. Es decir, que el sector externo, que durante muchos años ha sido el principal motor del crecimiento de la economía peruana, en lugar de contribuir al crecimiento de la economía del país, comenzará a incidir negativamente.

Si al deterioro de la balanza comercial le sumamos la caída en la balanza de servicios por las cancelaciones masivas de viajes al Perú, especialmente al Cuzco, tendremos un significativo deterioro de la balanza en cuenta corriente. Este deterioro, así como la caída de la inversión privada que se verá afectada aún más por el inicio del proceso de elecciones, tendrán un serio efecto negativo en el PBI.

Muchos analistas han venido sosteniendo que la resiliencia de la economía peruana, debida principalmente a la independencia y buen manejo del Banco Central de Reserva, nos permitirá evitar una recesión económica, a pesar de la incertidumbre política que vivimos. Sin embargo, los datos día a día nos demuestran que la economía y la política han dejado de funcionar por “cuerdas separadas”. La paralización generalizada que vive el país como consecuencia de las asonadas violentistas, que no han sido oportuna y efectivamente enfrentadas por el gobierno, vienen teniendo un fuerte efecto negativo sobre la economía y seguramente realimentarán la crisis social.

El desabastecimiento de los mercados de abastos de las principales ciudades, producto del bloqueo de carreteras, hará que la inflación continue elevada, dificultando la labor del BCRP, que se verá forzado a seguir aumentando la tasa de interés, con el consecuente incremento de la morosidad en las entidades financieras, especialmente las más pequeñas, como son las cooperativas y cajas de ahorro, que verán peligrar su situación financiera.

Es imperativo que se restablezca la paz social para que el proceso electoral lleve a cabo en forma ordenada. Los grupos violentistas, que aun siendo una pequeña minoría no representativa exigen el adelanto de las elecciones y una nueva Constituyente, buscan, precisamente, impulsar el deterioro de la economía y el aumento de la inflación para poder llevar aguas para su molino.

La elevada inflación afecta a los más pobres y por lo tanto genera el caldo de cultivo en el cual los grupos de izquierda pueden captar adeptos para impulsar sus objetivos.  Las autoridades deben ser conscientes del rápido deterioro de la economía causado por estos actos de violencia. Es necesario restablecer, cuanto antes, el orden, el principio de autoridad y el respeto a la ley. De no hacerlo corremos el riesgo de caer en una estanflación económica en la que la economía entraría en una recesión y al mismo tiempo la inflación se mantendría elevada.

En un periodo estanflacionario será inviable llevar a cabo elecciones presidenciales imparciales. La agudización de las contradicciones generadas por el colapso económico inevitablemente perjudicará a los sectores más vulnerables de la población, pero favorecerá a los partidos de izquierda. Eso es justamente lo que buscan los violentistas. Bajo nuestra Constitución y leyes vigentes, el Poder Ejecutivo tiene el mandato y los instrumentos para imponer el orden. Si el gobierno no enfrenta con firmeza los actos delincuenciales que se viene observando a diario, como son los bloqueos de carreteras, los intentos de toma de aeropuertos y los ataques a instalaciones mineras y agroindustriales, eso podrá interpretarse como una complicidad por omisión.

El ejecutivo y el congreso se deberían abocar, con carácter prioritario, a terminar con esos actos violentistas, que nada tiene que ver con el legitimo derecho a la protesta de los ciudadanos. De no hacerlo corremos el riesgo de entrar en una espiral violentista, acompañada de un deterioro aún mayor de la economía del país, con impredecibles consecuencias. Mas violencia, más inflación, más deterioro de la economía, lo que derivará en más violencia.

La democracia no puede ser rehén de pequeños grupos violentistas. No se puede negociar el adelanto de las elecciones mientras se viva un estado de convulsión y falta de respeto a la ley. Se requiere primero un cese completo a los actos de violencia. Que el estado ejerza completa autoridad sobre todo el territorio para poder negociar las reformas al proceso electoral y el adelanto de las elecciones. Hacerlo de otra manera seria poner la carreta por delante de los bueyes. Nuestras autoridades tienen la palabra.